15/3/08

Langas

El hombre de Buenos Aires es diverso. Hay de todo. Sin embargo hemos sabido conseguir un prototipo que nos identifica: el langa.
Canchero, petitero, banana… langa. No es imaginable el ser porteño sin la imagen del langa.

Es sabido que los paradigmas estéticos cambian. Las imágenes suelen variar. Sin embargo los conceptos -el fondo- no necesariamente se modifican. Es una cuestión de actitud, se es o no se es, ya lo dijo el amigo Hamlet, William mediante.

Funyi, crencha engrasada, faso en los labios y jeta junando de coté. Un zarzo en los garfios, lompa a rayas y brilloso, medio bombín con un dejo maricón; tarros con taco, como para realzar la presencia. Tanguero del Abasto o Boedo, por ahí guapo de Palermo; ser mítico de Buenos Aires.

Los tiempos producen lo suyo, ya se ha dicho, y a pesar de la saludable recuperación tanguera que muchos disfrutamos en los últimos años, la imagen antes descripta ya sólo forma parte del show, que es para los gringos. Ahora es otra cosa. Por lo pronto los langas de hoy difícilmente presten demasiada atención a la música ciudadana, serían grasas.

No conozco muy bien los caminos que debieron transitar los cancheros del pasado para obtener el supremo grado de langas de ocasión. Sí puedo aseverar que, hoy por hoy, hay que esmerarse mucho para alcanzar un cierto grado de languez, ese que haga que las febas presten atención. Además, es preciso gozar de un cierto capital o, al menos, proyectar tal imagen. (1)

Ser langa es un trabajo, casi una misión en la vida. Las milanesas o los ravioles de la vieja ya no llevan al éxito, sino más bien a una descalificadora panza y al fracaso langón. Ahora a la vieja se le pide la crema para las arrugas, la loción exfoliante y la lima para las uñas. Nada de milanesas.

Zapatillas Nike o algo por el estilo, trescientos mangos o más. Remerita, casual y negra, como si no pasara nada, ciento cincuenta mangos. Jean al cuerpo y con “buen corte”, que no baja de doscientos cincuenta nacionales. Cinturón al tono, medias, alguna que otra cosita adicional (por lo pronto los boxer, calzoncillo de los bananas); digamos que un cien más, para evaluar en sintonía con el actual INDEC, el trucho; caso contrario son doscientos por lo bajo. Pelada on line. No hace falta el funyi, basta con la pantalla solar. ¿Para qué la crencha engrasada, si ella persiste en adherir a la ley de gravedad?
Músculos de gimnasio, lomo destacado por la remera al cuerpo, la de los ciento cincuenta devaluados pesitos e, insisto, los jeans, arrugadotes, curiosamente bombilla, como los lienzos de ayer.
Punto de apoyo estratégico, espacio para el recueste. Columna modernosa de Shopping, en el Abasto. Tarde de domingo, buen tiempo y expectativa de que pase algo.

Y, claro está, el celular. Instrumento indispensable del presente, colgajo comunicacional que nos condiciona. También símbolo de la confusión y ruido que desinforman: musiquita, SMS, GPS, fotos, calculadora y guía espiritual; mina en paños menores, dieta del día y horóscopo; jugueteo mediático, anzuelo de la dependencia. Un teléfono, al fin, si es que no hemos perdido la sensatez. Eso sí, el adminículo no baja de trescientos.

¿Con quién estaría hablando el pelado? No puedo dominar la duda. ¿Ella o él? Nunca lo sabré. Debo irme y me voy, rumiando una frase hecha, de esas que sirven para todo: Quien te ha visto y quien te ve…


(1) Pensamiento al margen. ¿Han notado que cada vez utilizamos más este concepto, el de la “proyección”? ¿Será que no somos, que sólo parecemos? Pregunta inquietante, me parece.

Nota: Disculpame, man. Pasé ese día por allí, tenía la cámara de fotos y no pude resistir la tentación.

3 comentarios:

Paulina dijo...

Muy interesante tu texto sobre "el langa". Me recuerda "Los motivos de la gimnasia sueca" de Aguafuertes porteñas (entre otros de Arlt que describen al "langa" de los años 30 o 40), en una versión muy siglo XXI. Coincido en que el viejo refrán que afirma lo de que "el hábito no hace al monje" está empezando a perder vigencia entre nosotros, creo que somos lo que parecemos, y cada vez mas ser es parecer.
Paulina

Anónimo dijo...

Reconozcamos, al menos, que el langa de la remera negra está en el ámbito (Abasto) adecuado, si nos atenemos a aquello de "...cualquier cacatúa/sueña con la pinta..."
A mi también el post me hizo acordar a Arlt.
Mike

francisco javier arqueros dijo...

Bueno, por ahí anda un articulito en el que me confieso admirador de Arlt. Ojalá le llegara a los talones.