29/5/08

Jonathan, Jonathan, Jonathan...


Estoy cansado, como lo están muchos de los que habitan estas tierras del sur, al menos los que pertenecemos a una generación que ya está harta de violencias y espíritus crispados. Y no solo el cansancio encontró cobijo en nuestros espíritus. Merodean el asombro, la decepción y una buena porción de incertidumbre.
¿Por qué? Una buena pregunta, que reconoce unas cuantas respuestas. Y allí está el punto: no hay respuestas unívocas ni verdades absolutas. Cuando se pretende que las haya, contra natura, empiezan los problemas. Sin diálogo no hay justicia y, sin ella, la democracia es una entelequia formal.
No descubro nada nuevo si traigo a este espacio el recuerdo de Sócrates, quien no se ocupó sino de ética, e introdujo el diálogo como método para llegar a averiguar algo universal acerca de las cosas. Reflexionar no daña, enriquece.
Últimamente estamos algo escasos de diálogo (ni hablar de reflexión) y la consigna que prevalece es la de vencer, a cualquier costo. Hay que ganar y la lucha debe servir de cruel espectáculo mientras que la victoria resulta un escarmiento para el vencido, si es que éste no murió en el trámite; peligrosa tendencia reduccionista que me lleva a recordar el film de Norman Jewison, Rollerball, un clásico de 1975, recreado hace unos años en una versión poco feliz.
Cualquier parecido con la realidad es mera casualidad o, si se prefiere, producto de una de mis asociaciones ilícitas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un ignoto ciudadano yanqui puso en la ventana de su departamento con vista al World Trade Center, ¨Disentir es patriótico¨, y esa frase me parece que encierra la posición de un ciudadano desconocido que cree que en la confrontación de ideas puede estar la salida. Y al decirlo frente al lugar donde con las torres se fueron más de 3.500 ciudadanos, provenientes de distintos paises del mundo, aparece como un mensaje alentador. No cerraron 50 manzanas a la redonda para que el lugar del asesinato múltiple fuera el recordatorio vívido permanente de la barbarie, simplemente hicieron un monumento con los nombres de las victimas y las flores junto al agua de una fuente forman un espacio de recogimiento y recordación. Nosotros actuamos diferente, en primer lugar no podemos disentir porque se considera golpista, en segundo lugar creemos que con cerrar la calle Bme Mitre lo de Cromagnon devolverá a los ciudadanos que allí murieron, y se da por descontado que el resto de los ciudadanos también debería opinar igual al respecto. Es que a mi se me ocurre cada idea, como que se puede opinar.