31/12/08

C'est fini


Se termina el año, normalmente uno intenta hacer un balance de los sucedido y proyecta, sueña o desea lo que vendrá. Ahora bien, ¿y si no lo hacemos? ¿Qué pasaría?
O, cambiando el punto de vista de la misma pregunta, ¿hacemos un balance o simplemente nos esforzamos por mostrarnos alegres y felices a la medianoche, cuando suenan las campanas y nos atragantamos con la uvas?
Balance, balanza... ¿qué palabra viene de la otra? Además, ¿por qué un balance debe asociarse al equilibrio de la balanza? ¿Por qué insistir en equilibrios que no existen, ni existieron y, lamentablemente, creo no existirán?
El problema de ir pasando los años es que por cada uno que es transitado se incrementa el stock de recuerdos de los tiempos pasados y, a cierta altura de las circunstancias (digamos con unos añitos encima), éstos nos llevan a la nostalgia. Uno se pone emotivo. Ya están los que no están y es jodido darse cuenta.
En el otro lado de la fatal balanza se apilan las esperanzas, que nunca faltan, más allá de toda edad o etapa de la vida que se transite.
Debo confesar que este fin de año me toma un tanto reflexivo, muy poco festivo, no necesariamente triste. Es que -al menos en lo que a uno respecta, Argentina mediante- este año que termina ha sido complejo, dificil; tanto como la Argentina misma. Y encima, colmo de los colmos, ahora nos venimos a enterar que en el "primer mundo" las habas se estaban cociendo, cual guiso medieval, con hogar, cuenco de hierro y bruja incluida.
En fin, esto de los balances no es un asunto que me cuaje demasiado. Creo que uno debe vivir, pensando siempre en lo que pasará mañana, en lo que puede ser. Es bueno mirar para atrás, pero no demasiado. Podría resultar deprimente.
Así y todo, esta vez, no puedo evitar una revisión del pasado. Debe ser porque uno ya anda algo cansado, definitivamente instalado en el equipo de los "sub sesenta".
Alguna vez deben ser revisados errores y aciertos. En algún momento hay que sacar conclusiones. Son muy pocos los sueños que quedan, muchas más las esperanzas. Me quedo con eso, con la esperanza y la fe en las nuevas generaciones.
¡Feliz Año Nuevo!

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