3/12/08

Don Horacio y mi Viejo

Me pareció que vendría bien escucharse un tango. Vamos con el maestro Horacio Salgán, acompañado por el Quinteto Real, interpretando el singular "A Fuego Lento". Esto ocurrió en oportunidad de la premiación del troesma por parte de la Fundación Konex, como el mejor exponente de la música popular argentina en la década 1995-2005 (Konex de Brillante). Y bien merecido estuvo el premio.



El hombre es nacido por la zona del Abasto, el barrio. ¿Qué más?
Pues hay más. Veamos esta reseña preparada por el programa televisivo Estilo Tango, de la ciudad de Mendoza.



Me voy recordando a mi viejo, un español de aquellos, intelectual el hombre, que se regodeaba los domingos -su día de descanso- releyendo a Aristóteles mientras escuchaba en su combinado marca "Lothermoser" (vaya uno a saber de dónde vendría el armatoste, seguramente estaba armado en Puente Alsina, Buenos Aires da para todo), escuchando la música de Salgán. El viejo, cada vez que escuchaba La Clavada, murmuraba, mientras pasaba de página, Olé... Olé... Y así.
¿Quién le inspiraría la taurina exclamación murmurada? ¿Don Horacio o Aristóteles? A mi se me hace que los dos, vaya uno a saber. Estoy seguro que el viejo, en este momento, se está matando de risa, allá arriba.

1 comentario:

Mastrocuervo dijo...

¡Qué grande, don Horacio! Tuve la suerte de verlo dos veces, en el desaparecido Club del Vino, la última hará unos 4 ó 5 años. Hacía el dúo con De Lío en guitarra, y después para formar el Quinteto se sumaban el bandondeón de Marconi, el contrabajista Giunta y el mismo violinista que está en este video, que es buenísimo y no sé cómo se llama.

En los entreactos, el viejo (saquito blanco y mocasines del mismo color) andaba de un lado a otro saludando a algunos parroquianos y, en especial, jorobando con las jovencitas camareras que aceptaban entre risas sus palmaditas y comentarios por lo bajo...

En un reportaje que le hizo Clarín cuando cumplió 80 (ahora ya pasó los 90), le preguntaban cómo había hecho para llegar a esa edad con tanta vitalidad (pese a que la vida lo golpeó, hasta con la trágica pérdida de un hijo) y el Troesma respondió: "Lo que pasa es que cuando me acuesto a dormir, pienso en cosas lindas". Un fenómeno. Quizá sea por eso que a tu viejo le despertaba esas exclamaciones...