24/12/08

Una tarde

Hoy es 24 de diciembre, son las tres de la tarde y la Noche Buena se viene viniendo. Bajamos un cambio, las tareas y trámites propios de la actividad profesional –en especial las de aquellos que trabajamos en la actividad privada- van aflojando poco a poco.
En lo que a mí respecta, esta mañana alenté a Marcelo a que vaya a hacer de Papá Noel por las calles de la ciudad, en apoyo a una institución que trabaja con niños y jóvenes con capacidades diferentes; insistí a Diego a que se traslade a Río Grande (a 200 Km. de Ushuaia) para estar con su familia y conminé a Cristian a que se enfrasque, junto a su padre, en el lechón del 24, al parecer una tradición de su familia. De paso le pedí que me guardara un pedacito. Debe estar bueno ese lechón, si es que lo comienzan a asar con unas doce horas de anticipación. En otras palabras: la seguimos después, muchachos, es más importante estar con los nuestros.
Yo me vine para casa, puse un CD de Luis Salinas, “Clásicos de Música Argentina”, que no es una obra de arte, es mejor. Da paz.
Hermosa, más que hermosa, música argentina interpretada por un tipo que para mí es magistral y –encima- acompañado por un par de músicos de primera, incluyendo a su padre en la harmónica. Es especialmente bella la interpretación de “La Calandria”, de Pedro Favini y el “Chango” Nieto.
Linda la música del litoral, amigable y dulce; ella fluye, como el Río Paraná, o el Uruguay, se detiene en los meandros del delta del Río de la Plata y luego, allá va, al mar, al espacio infinito de este mundo lleno de océanos.
Y no solo me regalo con la música que comento. Me acompaña un vasito de tinto nacional, el mejor, que se saborea de poco, como todo lo que merece ser saboreado en la vida: la mujer amada, mis hijas, los buenos amigos. Lo que vale la pena se vive de a poco. Por eso vale la pena.
Hablé de amigos. Es bueno tener amigos y es más bueno ser amigo. A veces pienso que los amigos son algo así como el espejo que refleja lo que nos falta, lo que no somos. ¿Será así?
Ahora bien, ¿qué es o qué se supone es un amigo o amiga? Difícil respuesta, muy difícil. No descubro la pólvora si afirmo que uno se lleva sorpresas, en especial aquellas que resultan inesperadas, como cuando quien nunca imaginaste lo haría, sabe tender su mano. O la esconde. Uno nunca sabe, cosa que no deja de ser un detalle interesante, agrega pimienta al guiso de la vida.
En fin, tarde de afloje y recuerdos. Una tarde.

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