3/5/09

Simonetta (una historia de amor)

Ella se llamó Simonetta Vespucio. Se había casado con un miembro de la familia del famoso explorador, Don Américo. Los Médici la nombraron reina de la belleza y, como era de esperar, poco tiempo después se convirtió en amante de Giuliano de Médici, con quien encarnó la pareja más destacada de la Florencia de aquellos días.
Estaba claro, Simonetta era extremadamente bella y para que esa belleza singular que la destacó nunca acabara hubieron de pasar dos cosas. Murió a los 22 años, víctima de la tuberculosis. Luego, quien creo la amó toda la vida, Alessandro di Mariano Filipepi, discípulo de Fra Filippo Lippi, conocido como Sandro Botticelli, la inmortalizó en lo que quizás es la obra cumbre de este gran artista del renacimiento italiano y una de las más hermosas de todos los tiempos: El Nacimiento de Venus.


Esta pintura es el primer desnudo femenino del renacimiento en Europa. Ella, ya Venus, se muestra recatada; una mano y parte de su cabellera cubren el pubis, mientras que la otra mano se apoya con suavidad sobre uno de sus pequeños senos. Simonetta nos muestra una cara en la que se refleja cierta melancolía absorta, más cercana a los sentires de un ser humano acosado por lo que se ha ido para siempre que una divinidad acostumbrada a la permanencia del mundo y de las cosas.
La hermosa Venus de la mitología tuvo su representante en la tierra y su indisimulable hermosura quedó preservada de la erosión del tiempo por el pincel de Botticelli, quien al colocarla como figura central en este cuadro la transformó en un ícono: un cuerpo perfecto, que transmite la vulnerabilidad de la juventud, emergiendo de la concha de una ostra en un mar de aguas agitadas y resplandecientes.
Pero no esta la única obra en la que Simonetta aún vive entre nosotros. Es parte de la Alegoría de la Primavera, también obra del artista que, olvidado en sus últimos años, fue rescatado por sus pares y pensadores del siglo XVIII, para suerte de todos nosotros.


Al morir, Sandro Botticelli pidió ser enterrado a los pies de Simonetta. Quizás hay amores que se cumplen en otro espacio, otro tiempo. O nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre que aparece algo en la categoría "arte" es excelente, y con algunos datos logra, profesor, que veamos imágenes conocidas con renovado entusiasmo. Gracias
Anónimo

Soledad dijo...

Me gustó mucho este blog!!!!!

ars dijo...

Gracias por lo de "profesor". No creo serlo.