28/6/09

Acerca del amor (su Majestad, el Bolero)

América es, hoy por hoy, la consecuencia de una extraordinaria pluralidad que, lo sabemos, no siempre se ha basado en los hechos felices sino mas bien en el dolor. Tanto dolor como el de un parto, o más. Por eso América es -a pesar de todo- vida y futuro.
Esta pluralidad se expresa y ha expresado de mil maneras pero creo que la música nos destaca. El Bolero, algo así como un tango del Caribe, es una de esas músicas que, a no dudarlo, ya nunca desaparecerán. Al contrario, a medida que pasa el tiempo se potencian y crecen, se expanden, son universales.
Presento aquí una producción de Radio Felicidad, de la hermanísima República del Perú, en una Tertulia Musical que es conducida por Mabela Martínez. Este registro, tomado del inagotable YouTube, se divide en cinco segmentos, por obvias cuestiones técnicas.
Haceme caso, acomodate bien, tomate tu tiempo y disfrutá este documental que relata -y muy bien- uno más de los encuentros de la cultura española con las que, esclavitud mediante, provinieron del Continente Africano. Espero que disfrutes tanto como yo este muy buen recorrido por la historia y la música, esa música que siempre está.
Allá vamos...









La quinta y última parte de este trabajo lo vas a tener que ver directamente en YouTube, toda vez que hay cuestiones de Derechos de Autor. Allí se muestra una admirable escena de la película "Buena Vista Social Club" (que, dicho sea de paso, recomiendo); hacé click acá y seguí gozando.

Nos vamos, anchos, llenos de músicas hermosas. Hay más, muchísimas. América es inagotable, por más que haya quienes insistan en agotarla.

27/6/09

Henri (o la poesía del color)

Henri Matisse ha sido -me parece- el único artista del siglo XX que disputó seriamente con Picasso el primer lugar en el diverso y amplio espectro del arte moderno. Pablo se quedó con la trascendencia y la fama superlativa. Henri se adueñó del color y ya nadie podrá quitárselo. En ambos casos el resultado es merecido, por más que a Henri no le haya gustado demasiado. Siempre deseó ser el N° 1 y, a veces lo fue. Pero la vida es la vida; él murió varios años antes que el Gran Pablo y, además, no pintó Guernica.

Nació en el siglo de la crisis y la gran transformación, en 1869. Murió en 1954. Vió pasar un sinnúmero de conflictos y contradicciones en esa Europa, entendió que el Impresionismo no era otra cosa que el final del proceso comenzado con la revolución renacentista, prestó atención a la obra de Cezanne (inevitable) y, si bien en algún momento se acercó al concepto cubista y -también al "divisionismo", hijo natural del "puntillismo"- muy pronto encontró equilibrio y sutileza en Renoir. Buena elección la suya, por cierto.

"Sueño con un arte de equilibrio, de tranquilidad, sin tema que inquiete o preocupe, algo así como un lenitivo, un calmante cerebral parecido a un buen sillón."

Matisse es sinónimo de Fauvismo y él ha sido la "fiera" principal. Color y más color, bidimensionalidad del cuadro, síntesis progresiva de las formas representadas, supresión de detalles y tendencia a la simplificación, ejes que le permitieron crear obras impregnadas de paz y armonía, como Lujo, calma y voluptuosidad o El marinero de la gorra. (Aquí pueden apreciarse varias de sus obras).

Mediante zonas de color diferenciadas, tradujo la forma de los objetos y el espacio existente entre ellos, además de introducir arabescos y crear un ritmo característico en sus cuadros, como en Las alfombras rojas. Su uso del color fue de una gran sensualidad, siempre controlada por una metódica organización estructural

En mi percepción hay dos obras de Henri que me resultan fascinantes, aunque no sean -quizás- las más celebradas. No tengo fundamentos técnicos, apenas lo que Eco explica en Historia de la Belleza. Las deseo.

Una de ellas es su "Desnudo Azul". La otra, fascinante por cierto, es este grabado, Danseunse Creole . En nuestro idioma, Bailarina Criolla. Solo un ser que ha logrado una síntesis puede producir una obra de esta naturaleza, ya en su madurez avanzada. En otras palabras, sólo los que saben pueden ser concretos.


Tan concretos como esta hermosa danza del Perú, El Alcatraz, música y danza que quema, como Henri. Que lo disfrutes.

25/6/09

Jóvenes (o el amor después del amor)


Amanece. El parece estar dispuesto a dejar la habitación en cualquier instante pero lo que dejará es la vida. Ha optado por el olvido definitivo, sin tener que decir adiós.

Ella, Marion, "...estaba cansada y se había vuelto a dormir con un yacer profundo y sin sueños, exhausta de amar." Al menos así lo cuenta Alfred de Musset en su poema "Rolla" escrito, si no me equivoco, en 1833. Romanticismo lírico de la más pura cepa, el de los sentimientos profundos y trágicos amores. Es comprensible: Alfred tuvo su momento de glorioso y apasionado romance con nada menos que Amandine Aurore Lucile Dupin -George Sand para los amigos- viajando por Italia, ámbito particularmente especial para los calores del amor.

"Queda dicho que Musset publicó sus primeras poesías a los veinte años, y poco después, en 1830, se sitúa la aventura del viaje a Italia con Jorge Sand y el amargo desengaño en él sufrido, y que le dictó tan sentidas estrofas. Aventuras análogas no son cosa inaudita, en los tiempos del romanticismo y en todos los tiempos; mas si no es un gran poeta el que sufre la decepción, o siendo poeta no le inspiran cantos, no nos importan; son un episodio sencillo, de tantos como surgen. En la mesa de un café, un amigo las refiere a otro, y, según los temperamentos y caracteres, se comentan en broma o con dejos de melancolía. Y no ha pasado más. En Musset, pasó lo mejor que podía pasar: se produjeron algunas obras maestras. Digamos, pues: ¡Feliz culpa!"(Ver fuente aquí).

Unos años después, Henri Gervex, con apenas dieciseis años produce la obra que encabeza este post: Rolla, obviamente. Obra que, como los encendidos poemas de Musset, es de alto voltaje.

Pero ¿quién es Rolla? El es el aparente protagonista de esta historia toda vez que, enamorado perdidamente de Marie, sucumbe a los encantos de Marion, doble de su amada y cortesana frente a la que termina subyugado. Se inicia, entonces, un sinuoso trayecto de voluptosidad y autodestrucción que culmina con la muerte de Rolla, quien se envenena (casualmente cicuta, la misma que se le "prescribió" a Sócrates...¿habrá relación o mis "asociaciones ilícitas" han pasado de la raya?) en brazos de Marion.

Pero si observamos detenidamente la imagen descubriremos que la gran protagonista es Ella. El joven, que irresponsablemente y preso de su pasión descontrolada, se despoja de todo aquello que le da cierto sentido a su vida por una noche soñada (sabiendo que tal sueño le estaba vedado), mira hacia la cama donde duerme la espléndida Marion, en completa desnudez. Su expresión es aniñada y combina inocencia y concupisencia, mezcla explosiva por cierto. Rolla muere, lo suyo tiene un final. Marion sigue con su vida cortesana, que no acaba. "Y por lo tanto, ambos huyeron de las crueldades de la suerte, la niña en el sueño, y el hombre en la muerte". ¿Cuál será la huida más cruel?


Gervex pintó este cuadro en 1868 y, como buen joven que era, lo presentó en el Salón de París. Como era de esperar fue rotundamente rechazado por "demasiado desvergonzado"... No me van a negar que lo de demasiado no es toda una sutileza ¿no les parece? En fin, lo cierto es que Gervex no bajó los brazos y redobló la apuesta: expuso su cuadro en la vidriera de una tienda parisina y causó sensación. Reitero la sutileza del "demasiado". La hipocresía es extraordinaria y no reconoce límites. Ayer, hoy y lamentablemente también mañana.

Pero no todo lo romántico termina trágicamente. Fíjense, por caso, en la creación de Fito Paéz. Allí nadie se envenena y, al parecer, la cuestión viene algo más ¡pum, para arriba! Es cuestión de momentos. La vida es un conglomerado de momentos, creo. En todo caso habría que escarbar en la obra de este buen músico popular contemporáneo para detectar los resultados del fin del pletórico amor que proclama en la bella canción que invitamos a disfrutar.



Termino: Me quedo con la chica de la pandereta, la que canta con Fito. No sé quien es pero me resulta muy Venus. Advierto que no pienso tomar cicuta...

21/6/09

Volviendo a Venus...


Ahora se cuenta que llegó
(de eso hace ya mucho tiempo)
a la estancia de mi abuelo,
una negra algo bonita
que se llamaba Fuló.

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¡Oh Fuló! ¡Oh Fuló!
quedó luego de mucama,
para cuidar a la señora
y planchar la ropa del señor.

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¡Oh Fuló! ¡Oh Fuló!
(así hablaba la señora)
ven a ayudarme, Fuló,
ven a abanicar mi cuerpo,
que estoy sudando, ¡Fuló!,
a rascar mi picazón,
y a espulgarme la cabeza;
ven a mecerme la hamaca,
y ven a contarme un cuento,
que tengo sueño, ¡Fuló!

¡Esa negra Fuló!

- "Hubo un día una princesa
que moraba en un castillo,
y que tenía un vestido
con pececillos del mar.
Entró en la pierna de un pato,
salió por la de un pollito,
y Nuestro Señor mandó
que usted contara hasta cinco".

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¡Oh Fuló! ¡Oh Fuló!
Lleva a dormir a los niños,
Fuló.
"La madre mía me peinó,
mi madrastra se enteró
por los higos de la higuera
que el sabiá me pellizcó".

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
(así decía la señora
llamando a la Negra Fuló)
Dime, ¿dónde está el perfume
que tu señor me mandó?
- ¡Fuiste tú quien lo robó!
- ¡Fuiste tú quien lo robó!

El señor fue a ver a la negra,
que el capataz azotó;
la negra se quedó en cueros,
y el señor dijo: -¡Fuló!
(el señor vio oscuro, oscuro,
como la negra Fuló)

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿Y mi pañuelo de encaje?
¿Y el cinturón? ¿Y el broche?
¿Y mi rosario de oro
que tu señor me mandó?
¡Fuiste tú quien los robó!
¡Fuiste tú quien los robó!

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

Y fue el señor a azotar
a solas a la negra Fuló:
la negra se quitó la pollera,
y el corpiño también se quitó,
y se fue poco a poco quedando
desnudita la negra Fuló...

¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!

- ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿Dónde, donde está tu señor,
que Nuestro Señor me mandó?
¿Ah, fuiste tú quien me lo robó,
fuiste tú, negra Fuló?

¡Esa negra Fuló!

JORGE DE LIMA
BRASIL

Ser padre

No se si el llamado “Día del Padre” se festeja o existe en otros sitios, supongo que algo debe haber por ahí. En la Argentina en el mes de junio, concretamente el tercer domingo de este mes es el día y por lo tanto arrecian los regalos, las juntadas familiares y almuerzos especiales, los mails, llamadas telefónicas, SMS y demás. En otras palabras: se mueve dinero que, sinceramente, creo es la razón por la cual se estableció tal festejo. Pero también ocurre el encuentro, o reencuentro.
Tuvimos (y obviamente seguimos teniendo) en primer lugar, el “Día de la Madre”. Yo era un pequeño cuando esto -lo de la madre- comenzó. ¿Por donde empezar, no? Unos pocos años después, aparecimos en escena los padres, más tarde los amigos, el amor, el animal, el medio ambiente… me animo a decir que ya debe haber un día de la Vaca Aurora.
Hay para todos, el asunto es vender. O, en lo mediático, tener tema para hablar de algo cuando no hay mucho seso para decir nada que valga la pena o, peor aún, cuando no se quiere contar lo que debería ser contado. Pero también está el tema en sí, por más excusa comercial o mediática que ocurra, existe y sirve. Es sano celebrar. Y más los vínculos que hacen a nuestra esencia, entre ellos la paternidad.

¿Y qué es ser padre? Pregunta compleja, que reconoce un abanico de respuestas. Intentaré la mía, que no es otra que la existencia de mis hijas. Y la de su madre, artífice esencial, fundamento de mi paternidad. La madurez inestable que vivo me permite reflexionar sobre el sentido de ella y disfrutar a la vez el milagro de tener frente a mí a jóvenes mujeres (mis hijas) con las que mantengo encuentros y desencuentros.
Hace nada (el tiempo pasa muy rápido) ellas me regalaban sus manitas impresas en una cartulina y yo era algo así como un dios del Olimpo. Hoy, con suerte, soy “pa” o “papaaaa”, con fonética crítica. Pero también soy quien ve con indisimulado orgullo, a modo de observador privilegiado, su crecimiento personal, no siempre muelle y regalado, incluyendo momentos de dolor.
Me defino como un dador ¿qué otra cosa podría ser un padre? Aunque comencé a convertirme en un receptor porque, cada minuto de éxito o disfrute de mis hijas, se convierte en mi placer. Un momento feliz, aunque ellas no lo perciban. Y cada fracaso, me atraviesa el alma, porque lo siento mío. Sinceramente ser padre es muy difícil pero, mis amigos, no hay nada que supere tal condición. Es maravilloso, simple y absolutamente maravilloso.

Luego, uno también es hijo, aunque “el viejo” ya no esté. Me gustaría, soñando por un instante, reencontrarme con mi padre y poder hablar largo y tendido de muchas, muchísimas cosas. Este diálogo, en términos explícitos resultó escaso. Debí conformarme en más de una oportunidad con lo implícito, según los usos y costumbres de aquellos tiempos, incluyendo mi soberbia juvenil. Hablamos lo necesario pero admito que me quedé con ganas de hablar más, mucho más. Es que -repito- ser padre es algo complejo. Y ser hijo ni les cuento.
Vaya aquí mi homenaje a nosotros, los padres, empezando por mi viejo. Y mi homenaje a mis hijas, que me permiten ser padre.



"Adiós Nonino", Astor Piazzola acompañado por Oscar López Ruiz (guitarra), Pablo Ziegler (piano), Fernando Suarez Paz (violín) y Héctor Console (bajo). Festival de Jazz de Montreal, 1984. ¿Buena música, no?

20/6/09

20 de Junio

En la República Argentina acaba de asomar el 20 de junio, día en el que falleció Manuel Belgrano, un hombre que bien haríamos en recordar lejos de los bronces y mucho más de las proclamas populistas. Un hombre de bien. Honesto, valiente y sincero.

Nunca entendí la razón por la cual se conmemora la fecha en que han fallecido los constructores de la Patria, en vez de festejar la de su nacimiento. Ellos, los mejores, murieron pobres, en el exilio, ignorados y -en más de una oportunidad- asesinados.

Ellos, al nacer y ejerciendo la vida, nos entregaron un patrimonio que solo amerita el respeto y homenaje de todo argentino bien nacido. Insisto, ¿por qué refrescar la muerte y no celebrar la vida de mujeres y hombres que construyeron los cimientos del futuro?

Mi homenaje a este ser humano al que siempre he admirado y, desde ya, a nuestra bella bandera.



P.D: Mucho menos resulta comprensible que esta fecha, significativa por cierto, se haya convertido en "día no laborable" el lunes pasado, esto es el día 15 de junio, a los efectos de fabricar "un fin de semana largo".

19/6/09

Venus (versión 1.6... un final, por ahora)

“Bello –al igual que gracioso, bonito, o bien sublime, maravilloso, soberbio y experiencias similares- es un adjetivo que utilizamos a menudo para calificar una cosa que nos gusta. En este sentido, parece que ser bello equivale a ser bueno y, de hecho, en distintas épocas históricas se ha establecido un estrecho vínculo entre lo Bello y lo Bueno.
Pero si juzgamos a partir de nuestra experiencia cotidiana, tendemos a considerar bueno aquello que no solo nos gusta, sino además querríamos poseer. Son infinitas las cosas que nos parecen buenas –un amor correspondido, una fortuna honradamente adquirida, un manjar refinado- y en todos estos casos desearíamos poseer ese bien. Es un bien aquello que estimula nuestro deseo.” Así comienza, en su introducción, la muy buena obra Historia de la Belleza.(*)


En ella, rápidamente nos encontramos con una secuencia de imágenes (tablas comparativas) de varios ejes culturales en torno a los que el concepto de belleza ha girado a través del tiempo, entre ellos el de la Venus Desnuda, porque naturalmente también las hay vestidas y -a no confundirse- muchas veces más interesantes, que no todo pasa por andar flojo de ropas.
La secuencia que muestra esta obra comienza con la Venus de Wilendorf (la que en una anécdota escolar, memorable por cierto, fue definida por un joven estudiante en el contexto de un examen como “la gorda pornográfica”, quedando el joven y la paleolítica dama inscriptos para siempre en la pequeña historia de la escuela) y culmina con una fotografía que data de 1997 publicada en el Calendario Pirelli, en la que podemos admirar a Mónica Bellucci, modelo y actriz italiana (en este caso, el joven estudiante, proclive a contundentes y decididas definiciones, estuvo muy de acuerdo con el ejemplo que se ponía ante sus ávidos y adolescentes ojos).


Si aceptamos lo afirmado en el párrafo citado, entiendo que tanto la Venus de Willendorf como la sensual Bellucci son bellas toda vez que desearía poseerlas. Y no solo a ellas. Es imposible que un hombre no pretenda poseer la conjunción extraordinaria de la condición femenina, capaz de la sensualidad y la procreación, la que asegura el innato deseo de trascender que –me parece- forma parte de nuestra condición humana.


Creo que en los últimos tiempos esto que expreso ha sido bastante relativizado, por razones que ahora no tiene sentido desarrollar, es más, son bastante conocidas. Me animo a decir que no son pocos (o pocas, para darle el gusto a Cristinita, nuestra Presidente) quienes tienen una visión muy lejana a la que aquí expreso. Los tiempos han cambiado y los valores también (advierto –anticipándome a posibles embates- que rechazo por igual conceptos tales como machismo y feminismo; ambos son expresiones de extremos y tengo una profunda aversión por ellos), al punto que hoy no necesariamente importa la procreación y el concepto de trascendencia ha mutado hacia lo banal y riesgosamente inmediato, alejando contenidos, incorporando imágenes que han llevado a estepas muy lejanas el ya complejo y discutible concepto de realidad.


Y si hay una obra que juega genialmente con los equívocos (o múltiples lecturas), y un artista que supo hacer malabares inimitables con ellos en más de una oportunidad, dejando senderos de duda respecto de la realidad, es inexorable que nos remitamos a Velázquez y su Venus del Espejo, esa imagen que se aparta deliberadamente del puro realismo para internarse en la recreación de un espacio mitológico: Venus observa su rostro en un espejo que es sostenido por un ángel solícito -quien pudiera ser ángel en tales circunstancias ¿no?- mostrándose en plena y relajada posesión de su espléndida y erótica desnudez. En la superficie espejada ella observa con atención su reflejo, borroso, indefinido. Tan indefinido como la idea de belleza. Tan lejana como Venus. Muy cerca, como la mujer amada que está a tu lado.

(*) Storia della bellezza, a cargo de Umberto Eco, RCS Libri S.p.A., Bompanini, Milán, 2004.

Imagen 1: Venus de Willendorf, Kunsthistorisches Museum, Viena, milenio XXX a.C.
Imagen 2: Monica Bellucci, Calendario Pirelli, 1997.
Imagen 3: La Baigneuse endormie, Pierre-Auguste Renoir, 1897.
Imagen 4: La Venus del Espejo, Diego Velázquez, National Gallery, Londres, 1648.

14/6/09

Venus (versión 1.5... y seguiremos con esta joda)


Pocos, muy pocos, han sido como Goya. El es único. Y su "ella", también. ¿La Duquesa de Alba? ¿La amante de Godoy? ¿Un simple prostituta? Nunca lo sabremos. Goya, en su singularidad, no dejó rastros que nos permitan saber quién fue "ella", la Maja, la mujer más bella.
El gran Goya terminó como terminó, con sus pinturas negras. Demasiadas contradicciones para un ser sensible fueron las que vivió este gran artista que -más allá de cualquier disquisición- ha sido quien mejor supo definir la guerra, estableciendo que en ella nunca hay buenos sino que todos son malos, toda vez que la guerra es violencia irracional.
Volviendo a "Ella", ¿qué podría agregar a los ríos de tinta que ya han sido escritos? Nada, obviamente.
Así y todo, no seré yo quien exprese lo que creo debe ser expresado, sino Memphis La Blusera. Sí, repito, Memphis...
Y si bien "Ella" no fue argentina, seguramente que sus bisnietas o tataranietas lo son. Vamos a la música y despojemos de palabras inútiles este espacio.

7/6/09

Venus (versión 1.4)

Leí por ahí que en el año 1722 Luis XV accede al poder, momento en el que el Rococó llega a su máxima expresión y, está más que dicho, los artistas plásticos preferidos del momento fueron Fragonard y mi tocayo François Boucher. En mi opinión, ambos fueron muy buenos artistas, por más que en esos tiempos los pintores fueron menospreciados por muchos dada la tendencia que mostraban en glorificar a la aristocracia. De todos modos los usos y costumbres de la corte francesa, hacia mediados del siglo XVIII, se habían extendido en la gran mayoría de las cortes europeas. Digamos que “La Dolce Vita” en tempo de minué, era bastante bien recibida en los ámbitos del poder. Es comprensible, la joda nos gusta a todos, debemos admitirlo.
Lo curioso –y la contradicción- es que artistas como los citados (su obra, en realidad) son interpretados por más de un investigador y/o crítico que sabe lo que dice como una ratificación de las ideas de la ilustración, en el sentido que “el hombre debe pensar por sí mismo” y no dejarse absorber por las doctrinas religiosas (de variado matiz, a esas alturas) o las de la monarquía.
Digo que es curioso y no deja de ser un planteo a ser discutido, si consideramos que obras como “El Columpio” de Fragonard o el desnudo llamado “Niña recostada” (Louise O’Murphy) del amigo Boucher, nos hacen pensar en otra cosa. Al menos es lo que me parece percibir cuando las observo. No sé, pero si pensar por sí mismo implica dar rienda suelta a la ficción, la ilusión de los ambientes cálidos, íntimos y absolutamente cortesanos y la exacerbación de los sentidos, podríamos estar de acuerdo; pero no me parece que esto sea tan lineal. Si bien la libertad nos permite no sólo esto sino mucho más, también nos obliga a saber elegir y, en la elección, aparece frente a nosotros un concepto que en aquellos tiempos, y ahora también, no nos gusta admitir: hay límites (diez mil años de civilización algo deben haber dejado), existe la responsabilidad, aunque ella no justifica el sacrificio del ser.


La muchacha de la obra de Boucher que aquí reproducimos tenía 14 años, hija de un soldado irlandés (se me ocurre que alguna moneda habrá caído en su bolsillo), que trabajaba como zapatera remendona y, de buenas a primeras, se convirtió en la modelo inspiradora de Boucher para su obra que sin duda alguna es un lienzo eminentemente erótico, no sólo por el cuerpo desnudo de la adolescente que posa para el artista (que posa en posición –valga el juego de palabras- bastante inequívoca), sino por el ambiente en el que se desarrolla la escena. Sábanas revueltas, tenue iluminación, las piernas abiertas de la joven sobre un cojín de seda hacen pensar en un momento de privacidad que, dados los catorce años de la protagonista (¿es “ella”, en verdad, la protagonista de lo que narramos?) admitiría valorar la situación como una amenaza de estupro antes que una bella muestra del arte pictórico.
Lo cierto es que esta obra, realizada en 1751 tuvo un efecto decisivo en la vida de Louise, más allá de su historia con el artista, historia que nadie relata ni conocemos aunque la podemos suponer. Luis XV la convirtió en su amante. Supongo que las sábanas resplandecientes y los sutiles, pálidos, tonos de la piel de esta joven deben haber gravitado en la libido del monarca. Boucher, en ese momento alcanzó su cenit. Más tarde el mismísimo Luis XV lo expulsó del ámbito cortesano por llevar una vida demasiada libertina. Toda una demostración de la hipocresía del poder, si éste es ejercido como generalmente se lo hace, por más proclamas revolucionarias o contrarrevolucionarias se transmitan, pretendiendo justificar lo injustificable.


Como soy de los que creen en que podemos encontrar analogías en la historia, nunca similitudes toda vez que las cosas ocurren en contextos irrepetibles, se me ocurre pensar que, posmodernismo mediante (en particular aquel que expresa, al decir de Jorge Asís, la “berretización posmoderna”), hoy por hoy sobran las Louises. Tanto que se cuentan por cientos de miles las jovencitas (y también las maduritas) que esperan, ansían y desesperan por mostrar sus partes posteriores en posiciones inequívocas y, si no es suficiente, mostrar lo que fuere. Ya no es necesario ni un artista y mucho menos un rey. Basta con unos pesos… o dólares, según la fama del culo en cuestión. Sólo es cuestión de dinero, que buen caballero es don dinero.
Me he tomado la libertad de reproducir una fotografía publicada en la edición Web del periódico Perfil, en la que se publica una secuencia de fotografías (diría “light”) de una conocida y muy siliconada modelo argentina, conocida como Eugenia Ritó. Y lo hice porque creo que ya es hora de entender que estamos viviendo un tiempo decadente, peligrosamente decadente.
Y, por favor, amigos lectores no se confundan. Lo más remoto a mi pensamiento es la “moralina”, todo lo contrario. A mí me encantan “las escenas íntimas”. El problema se suscita cuando lo íntimo se convierte en público, habitual y exitoso; casi un destino obligado y –ya lo sabemos- ficcional, perverso, peligroso. La cicuta está en la banalización y relativización de todo, se trate de lo que se trate. Estamos complicados, creo. Podemos resolverlo, basta con atenerse a valores muy básicos, diría que hasta muy sencillos. ¿Podemos resolverlo?

Venus (versión 1.3)

Y de ella hablamos ¿por qué no hacerlo con música, esa que te mueve e identifica, seas de donde seas?

Venus (versión 1.2)


Amedeo Modigliani es famoso por sus inconfundibles rostros y cuerpos alargados. Hombre de buena formación literaria, pintor y escultor; seductor por apariencia, actitud y el típico encanto italiano; adicto al alcohol y las drogas; posiblemente la mejor encarnación de la escena parisina de principios del siglo XX.
En sus desnudos, múltiples representaciones de Venus, esto es ella, lo sexual aparece reflejado casi ostentosamente mientras que, al mismo tiempo se transmite una belleza misteriosa cargada de honda calidez humana. Digamos que Amedeo estaba bien acá, aunque es claro que en él lo femenino estaba profundamente idealizado. Hay detrás de su obra pasión y erotismo. El amor llevado al extremo.


¿Es acaso difícil comprenderlo? Mi respuesta es obviamente negativa ya que ¿puede un ser sensible no idealizar el encanto femenino, sexualidad incluida?
Estuve leyendo por ahí que su estilo respondió a la férrea voluntad de cultivar un modo de expresión propio e intransferible. Y es cierto, no hay otro Modigliani ni quien se le parezca. Es más, son varias las obras en las que su representación de lo femenino gira en torno a un mismo concepto, con ligeras variantes, diría que muchas veces imperceptibles. Un concepto que emana de su bohemia, si es que aceptamos asociarla a lo conceptual.


El rechazó insistentemente asociarse con cualquier estética o grupo en particular y, contra lo que cubistas y fauvistas repetían en cuanto a la representación del cuerpo femenino, segmentándolo, insistió en expresarlo en forma íntegra. Y es lógico que así fuere, ya que ella es un todo. En este caso se llamaba Jeanne Hebuterne, su musa de toda la vida quien en 1920, dos días después de la muerte del artista –gravemente enfermo- y esperando su segundo hijo, se suicidó.
En "Desnudo Con Collar" (la tercera de las imágenes que ilustran este post), ella está durmiendo, una rara excepción en la obra de Modigliani. Las manos -como en otros casos- se encuentran ubicadas detrás de la nuca, transmitiendo cierta tensión al resto del cuerpo, como si Jeanne no lograra tampoco relajarse en el momento del descanso.
¿Cuál es el límite del amor? Buena pregunta ¿no?


Imagen 1. "Desnudo acostado"
Imagen 2. "Desnudo echado sobre el costado izquierdo"
Imagen 3. "Desnudo con un collar"

6/6/09

Venus (versión 1.1)


Se la pensó Afrodita, pero nos quedamos con Venus. Es que el Imperio Romano no fue poca cosa, le guste a quien le guste; o disguste. En todo caso la nominación del paradigma es lo de menos, se trata de “Ella”. Y si de ella hablamos hay mucho que contar, lo suficiente como para declararme lisa y llanamente ignorante al respecto. Pero la ignorancia que declaro tiene sus particularidades, las que se resumen en dos ejes, a saber:

a) Digo libremente lo que se me viene en gana y no siento culpa alguna, toda vez que soy un ignorante.

b) Si hay algo que me llama la atención, intento que mi ignorancia remita levemente a los efectos de darme el gusto de, obviamente, seguir diciendo lo que se me viene en gana.

Es evidente que "hago trampa", como diríamos de niños a la hora de los juegos. ¿Y qué? Esto es un entretenimiento y, en tal contexto, hoy tengo ganas de echar una mirada sobre una dama (probablemente Doña Eleonora Gonzaga) de la que me enamoré hace ya muchos años, sin que este amor haya menguado ni un ápice. Es que La Venus de Urbino es muy atractiva.

Pregunto: ¿Es posible estar enamorado de la imagen de quien ya no existe aunque allí está, plasmada en la obra de un artista? Yo creo que sí, ya confesé mi amor, aunque por ahí tal enamoramiento es “políticamente incorrecto” y digno de merecer un extenso tratamiento psicológico. No me importa, igual sigo enamorado de ella o mejor dicho, de lo que ella significa, que es algo superior.

Doña Eleonora no importa ahora (aunque me barrunto que el amigo Tiziano estuvo más que atento al respecto, dada la insistente tendencia a pintar desnudos de Vecellio, original de Pieve di Candore, ciudadano de Venecia, amigo y discípulo de Giorgione); importa el portentoso mensaje erótico, cuidado, moderado, implícito, que nos ha dejado el artista en este cuadro que (no hace falta que lo aclare, justamente yo, el ignorante), se ha convertido en un eje conceptual en torno al cual han girado durante años y más años, como en una noria, distintas expresiones que nos han ido dejando otros grandes de la plástica occidental.

Y no es que el asunto no hubiera sido tratado antes. Sobran los ejemplos. Es que la obra de Tiziano cumple con los principios que definían la belleza en tiempos del Renacimiento (orden, proporción, razón y equilibrio entre las partes), pero se permite ir un poco más allá acercándose, entonces, al más acá. Dicen que esto se llama Manierismo. A mi me parece que se trata del reconocimiento de que los seres humanos somos de carne y hueso, por más razón que nos gobierne.