18/1/10

Dos (historia por entregas)

Esta magnífica fotografía ha sido tomada por Alejandro Madril, quien ha tenido la gentileza de autorizarme a que la "bajara" de su sitio Web para publicarla aquí.
Inicialmente pensé en reemplazar la fotografía que se ve en el encabezamiento de ars ya que en rigor de verdad, la imagen que he utilizado es más bien arcaica, producto de unos extraños pases mágicos que alguna vez supe hacer, scanner mediante, cuando recién aparecieron por la Argentina los primeros artefactos de este tipo, hace un millón de años atrás.
La fotografía de Alejandro se titula Dos. Buen título supongo, si sabemos apreciar la imagen que para aquellos que no conocen Ushuaia, incluye al Monte Olivia, maravillosa montaña que quienes aquí vivimos podemos apreciar todos los días sin cansarnos jamás de observarla. Agrego un dato colateral: si se desea ubicar el norte en esta ciudad y de este modo orientarse (más o menos) en lo que a los puntos cardinales se refiere, pues basta con mirar al Olivia. Es fácil, para mí poético. Los habitantes de estas tierras sabemos que allí se aloja el sol.

En realidad lo que me propongo iniciar es una historia por entregas, lo dice el título. Esta historia se llamará "Dos" y no solo por la fotografía, sino porque para que una historia pueda ser contada son necesarias dos personas. Si no, no es una historia, sino un monólogo. O una extraña letanía.

¿Por qué una historia por entregas? Porque estoy cansado de velocidades comunicacionales que marean y desinforman (hasta deforman); me parece que aquellas viejas historias que se publicaban en diarios o revistas eran maravillosas, como las que nos contaban los abuelos o nuestros padres. Esta historia no será -posiblemente- tan maravillosa. O sí. Esto es un juego y de mi depende que te atrape, desafío y riesgo que acepto con gusto. Luego, para mí ha sido una gran historia, aquella que me permitió una experiencia que no se repetirá: reconstruir, que digo, volver a construir a la hoy llamada Casa Beban. Estén seguros, en esta historia hay de todo, incluyendo "muchachitos" (los buenos) y "rufianes" (los malos). Esto promete, ya verán.

¿Y qué tiene de particular esta casa? Muchas cosas. Por lo pronto cien años y moneditas, lapso de tiempo que para Ushuaia -lugar siempre nuevo, aspecto no necesariamente positivo- es mucho tiempo. Sobre fines de la primer década del siglo XX un señor, Fortunato Beban, la compró "por catálogo" a una "fábrica" de casas radicada nada menos que en Suecia. Toda una aventura, si nos ponemos en contexto. Fortunato era navegante. Con sus goletas iba y venía por estos mares transportando mercaderías, en general traidas de Punta Arenas, ciudad en la que por esos años solían fondear hasta cien navíos en la rada de su puerto. No existía el Canal de Panamá. Y no es que se limitara a comerciar exclusivamente en la ignota y minúscula Ushuaia. Fortunato recorría todas y cada una de las islas de la región donde habitaban solitarios aventureros. Buena historia ¿no? Si hasta se parece a "una de piratas".

Así, entonces, comienza este nuevo juego. Vaya uno a saber como terminará... ta tan, ta tan... misterio oriental...

3 comentarios:

Sole dijo...

Esta historia promete.

Besos

ars dijo...

Ya veremos, la historia lo dirá...

Palabras como nubes dijo...

Espero ansiosa :)

Abrazo
Jeve