10/3/10

La sala Intima (VII)

Mientras caminaba como podía por las maltrechas y barrosas calles de Ushuaia, sorteando charcos y veredas incompletas, intransitables, hasta su circunstancial alojamiento (el Castelar), Rotgen repasó mentalmente imágenes del pasado. Amarillas y gastadas fotografías pobladas de seres que ya no existían, entre ellos su madre, Cristina.
Por alguna razón dudaba. Pero ¿por qué dudar? ¿Acaso Cristina, su relato de los hechos del pasado, eran falska? (1) Alejó semejantes ideas de su mente. Mejor dicho intentó hacerlo. La duda no abandona tan fácilmente a su presa.
Mientras ascendía la breve escalera por la que se accedía al Castelar, a la vera de un amigable pino, percibió el singular aroma del guiso de cordero de Doña María (2). Angenäm (3), pensó. La cena, su momento, apartó por un rato las preguntas, las que abonaban sus reservas. El vino común de mesa también.

-Exquisito, como siempre, Doña María.
-No me agradezca a mí, señor Rotgen. Dele gracias a Dios. El creó a los corderos. Yo solo sigo instrucciones
-Nunca abandona el humor, estimada señora
-Señor, este es un hotel de categoría. Para esto nos vinimos de Santa Cruz… A propósito, Rotgen, ¿Por qué no se viene para acá, después de lo que pasó?


(1) Falsedades, falso.
(2) Stella Fernádez; Huellas en la nieve; Tierra de Humo Ediciones; Tierra del Fuego, 2008.
(3) Exquisito.

Nota: Si por ventura un ciudano sueco lee esto, sepa disculpar mis errores de traducción. Sinceramente no sé un pito de sueco. Ocurre que hay traductores (dudosos) en Internet y me ha gustado el giro que Alberto le ha puesto a esta pretendida "polihistoria". ¡Que siga el juego!

2 comentarios:

Palabras como nubes dijo...

Me encantan los giros que va tomando esta historia!!

Abrazo
Jeve.

ars dijo...

Coincido. Hay varias líneas a seguir (aclaro que el mencionado Hotel Castelar en verdad existió y supo ser lugar de alojamiento de algunos personajes importantes que anduvieron por Ushuaia en el pasado), y en verdad sería muy lindo que alguien hiciera un nuevo aporte. Ojalá que siga la rueda...