22/3/10

Memorias de Campo di Fiori

Roberto es un amigo, excelente arquitecto, gran fotógrafo (Ver). Lo conocí en 1999, justamente en el transcurrir de un seminario que él cita en el relato que a continuación podrás disfrutar, que publico haciéndole un poco de "trampa". Se suponía que yo ampliaría este relato, lo adherezaría. Lo que Roberto no sabía es que nunca tuve intención de hacerlo, toda vez que él cuenta una experiencia personal y nos deja una reflexión. Ahí vamos y ¡salud, amigo!

Recordando el otro día, viendo esas maravillosas fotos de Roma que me enviaron por Internet (1), particularmente Campo di Fiori, lugar donde en el pasado Abril de 1999, realizamos con un gran grupo de colegas, un Seminario de Restauro y Arquitectura, y allí concurríamos al mezzogiorno, durante el descanso de las charlas del Instituto, - a unos pasos del lugar -, a probar unos pannini, o unas pizzas, o unos panes con tomate, llamados Bruschettas, con la gente sentada tomándose un café, rodeada de los puestos con frutas, verduras, pescados, y demás objetos comprables.

Allí, en el centro del espacio, había una curiosa estatua con un Monje de pie en la misma, con su misteriosa capucha, y las Palomas de la Piazza posadas en la cabeza (ver las fotos anexas).

Por supuesto que tomé las fotos, componiendo con el Monje, las palomas, el entorno del Mercado abierto y el clima que se generaba allí, durante las mañanas, hasta el mediodía, luego la Plaza, cerrando el Mercado, quedaba desierta.

Al tiempo del retorno a Buenos Aires, luego de nuestro viaje, un día por televisión, reveo un film , que ya habìa visto allá por los ‘70 : “Giordano Bruno, el Monje Rebelde”, con el gran Gian María Volonté, Charlotte Rampling, etc., narrando la vida de ese personaje, hasta que al final, sorpresa, luego de largos juicios, la Santa Inquisición lo condena a morir en la Hoguera. ¿Dónde? En Campo di Fiori, esto ocurrió en Febrero del 1600, hace ya 410 años.

Luego de terminar el film, emocionado, corrí a buscar mis fotos, obtenidas de aquél personaje misterioso con las palomas en la testa, y ampliando una de ellas, se lee : “ A Bruno “. Debo confesar que solté lágrimas, ya que ignoraba que el pueblo de Roma, luego de esas épocas, evocara a aquél personaje, con un monumento en ese preciso lugar, que yo usé para encuadrar mis tomas de ese curioso ámbito, rodeado de humildes viviendas y comercios, y la importancia que habìa tenido para denunciar el oscurantismo y la violencia de aquellos tiempos, ya olvidado por todos actualmente, donde se condenaba a la “ Hoguera” a aquél que pensaba distinto a lo que la mayoría de la Cultura imperante. ¿Será como hoy?

© Roberto Gribnicow, arquitecto.
Argentine Gribni

(1) Roberto se refiere a un archivo power point (de los tantos que andan dando vueltas por Internet), que muestra muchas de las bellas callecitas, vícolos, piazzas, de Roma.

5 comentarios:

alfresca dijo...

Que Recuerdos Francisco, que bien lo pasamos no?
pues claro que lo quemo la inquisicion al pobre, a el y a unos cuantos mas en esa plaza, pero los otros no tubieron la suerte de que les hicieran una estatua. en fin que menos mal que cuando estubimos nosotros esa costumbre ya no estaba en uso. un abrazo a vos y Roberto
alfredo

ars dijo...

Sí, Alfredo. Buenos recuerdos y sanas reflexiones. Las "ideas no se matan". Nunca nadie podrá matar las ideas. Matarán al pensador, indispensable vehículo. Pero las ideas se quedan, siempre quedan. Y Es maravilloso.
Luego, es cierto que no estuvo nada mal que para los tiempos en que nos anduvimos por ahí, no te quemaban vivos. Hubiera sido muy desagradable, supongo.

Palabras como nubes dijo...

Qué buen relato, che, con cuánta sencillez se describe el lugar, hasta podría sentir el gusto de las brushcettas (exquisitas!)La foto donde el monje está de frente es... Inspiradora ;)

Abrazo
Jeve.

ars dijo...

¿Sabés que pasa, Jeve? Robertinho (como lo llamo en feliz complicidad) es un fotógrafo innato y, como tal tiene el poder de la síntesis, nada menos.
Saber manejar la imagen es algo absoluto. Y no solo esto: es un don.

S. dijo...

¡Que fotos! Es un placer observarlas.

Un beso