10/5/10

El pomo (cuentito audaz)

En su Historia de la Pintura, Anna-Carola Krauβe comenta que cuando en 1824 Constable expuso en París su cuadro El carro de Heno, éste causó una gran impresión. En esta pintura el paisaje no sólo estaba representado como una alegoría de un sentimiento, sino que podía percibirse el interés del pintor por conseguir una representación de la naturaleza intensamente realista. (1)


Esta toma de partido generó la unión del artista con un grupo de pintores franceses que se encontraba en la búsqueda de una representación de la naturaleza que no se componía de los ideales académicos clasicistas, ni del sentimentalismo propio del movimiento romántico, sino nacía de una base que surgía de la inminente observación de la naturaleza. También, por qué no decirlo, de una actitud cada vez más escéptica frente a los resultados sociales y políticos de los procesos históricos de años anteriores, expresados por el concepto neoclásico y su opuesto, el romanticismo.

Camille Corot, uno de estos artistas naturalistas, crea un nuevo tipo de pintura, de paisajes más íntimos (paisaje intime), sumergida en los aspectos objetivos de la naturaleza. Junto a Théodore Rousseau y Charles-François Daubigny, se trasladó hacia mediados del siglo XIX a un pequeño pueblo, Barbizon, en las cercanías de París. Luego se les une Millet. Allí nace una pintura al aire libre que, una décadas más tarde se convertiría en esencial para los impresionistas.

Aunque parezca mentira, esto fue posible –entre otras cosas- por la invención de unos pequeños tubos de metal que permitieron a los artistas llevar los colores ya preparados y en pequeñas cantidades, a todas partes. Sin estos pequeños tubos (Corot los llamaba “el estudio portátil”), no hubiera sido posible una pintura al aire libre tan consecuente como la realizada por el grupo de Barbizon, luego por los impresionistas y tantos otros más. Esto que comento, aparentemente una curiosidad o detalle menor, a mi juicio no lo es tanto. Es un gastado cliché olvidar, separar o apartar, cuestiones relacionadas con la tecnología a la hora de ponernos a pensar en el arte. Grueso error, me parece. Noten ustedes el revolucionario cambio que produjeron unos simples tubos, pretéritos antepasados de los hoy habituales y archiconocidos “pomos” de pintura.

Volviendo a Corot y sus amigos, el aspecto que más me atrae de este tipo de pintura es el tratamiento de la luz, la forma de reflejar el ambiente. Es evidente que los pintores conocían muy bien los efectos de la descomposición de la luz y eso es lo que intentaron plasmar en sus obras. Según Krauβe, el aire se convierte en los cuadros en un suave velo y la luz en una sustancia atmosférica que llena todo el espacio pictórico. Esta (la luz) no se plasmaba en forma de puntos claros y brillantes ni tampoco existían fuentes de luz con un significado metafórico como en el romanticismo.


Los naturalistas, distendidos e innovadores, se sobreponen a las exigencias del estilo pictórico todavía vigente en las academias, claramente neoclásico. También toman distancia del idealismo extremo propio del romanticismo y, por resultado, obtienen una desenvuelta forma de pintar que fue pionera del impresionismo.

Y todo por unos insignificantes e inocentes tubos…

(1) Anna-Carola Krauβe (1995). “Historia de la Pintura (del Renacimiento a nuestros días)”, Könemann Verlagsgeseellschaft mbH, Colonia.

2 comentarios:

Palabras como nubes dijo...

Qué hermosuras! Qué sensibilidad debe tener alguien para pintar así... Admiro a esta gente.

Gracias por compartir, Francisco, me gustaron muchísimos y la historia del "pomo", no la sabía :)

Abrazo
Jeve.

ars dijo...

Agradezcamos al "pomo" y a Corot y sus amigos.
Luego, un detalle. ¿Por qué Corot, Constable y no otros -cientos diría- que lograron lo mismo o más aún.
La respuesta es sencilla: ellos innovaron. El resto los siguió. El arte implica innovación.
Muchas gracias por tu generosa participación.