10/7/10

El Fuelle

Mañana, en unas horas (en la Argentina son las 20:05 hs.), celebramos el Día Nacional del Bandoneón. Es un homenaje a un singular artista, Pichuco. Francisco Torné (no nos conocemos, por ahí nunca se dará tal circunstancia, pero esta joda de Internet da para todo) me envía un mail contando que el 11 de julio en Rafaela, provincia de Santa Fé, nada menos que en el Sindicato de la Carne, se producirá el Primer Encuentro Nacional de Bandoneones. Va la foto del aviso.


Uno es un habitante del confín del mundo, Tierra del Fuego. Rafaela me queda algo a trasmano. Supongo que además de difundir la movida tanguera de mañana puedo permitirme un mínimo homenaje a Aníbal Troilo, Pichuco. Vamos con Quejas de Bandoneón, creación de Juan de Dios Filiberto, en versión del "gordo".


Y si te interesa este asunto de hacer del fuelle un vínculo con la belleza en estado de pureza, agrego un aporte de un amigo estudiante -Diego- que tuvo la amabilidad de recordar nada menos que a Astor, el que supo estar con Pichuco. ¿Hay algo más sublime que Adiós Nonino? Puede ser, pero me quedo con la música entrañable de Astor y su profundo significado.


Alguna vez mi maestro y amigo, Roberto Santana, me permitió abrir los ojos (y los oídos, claro está), mostrándome las notables coincidencias entre el Tango y el Jazz. Mi convicción, hoy por hoy, es que se trata de músicas a las que podríamos calificar como primas hermanas. Uno, que arrancó con el Rock y un poco de Rytm and blues, transitó las músicas afroamericanas, recaló en la notable experiencia del Jazz y llegó -situación inevitable- a Mozart y tantos otros, ha terminado estacionado en algún recodo del fuelle.
Los seres humanos tenemos mucha suerte: pudimos inventar la música. ¿Podrías vivir sin música? Yo no.

2 comentarios:

Mastrocuervo dijo...

Excelente homenaje, Fran.

Qué grande fue "el bandoneón mayor de Buenos Aires"! Y lo que era esa orquesta, mamita! Seis bandoneones, cinco violines, cello, contrabajo y el piano de Colángelo (Pichuco casi siempre tuvo grandes pianistas, como Goñi o Berlingieri).

El otro monstruo comparte la cumbre del Olimpo con él, por supuesto. Piazzolla tenía escrito un tango dedicado a su padre, que tituló "Nonino". Cuando se enteró de la noticia de su muerte, él estaba en New York y esa misma noche, de un saque, compuso un preludio (que en este video toca primero Bragato en el cello), el cual luego agregó a la pieza que ya tenía compuesta, dando así a luz a "Adiós Nonino".

Bueno, perdón por la intromisión, me entusiasmé y quise hacer un aporte. Un abrazo tanguero!

ars dijo...

Un abrazo en la belleza, amigazo.