28/11/10

Salinas

Hace unos años, ya no me acuerdo cuántos fueron, pude escuchar al gran B.B. King y a su orquesta. Sucedió en Buenos Aires, la Reina del Plata. Teatro Gran Rex, frente al Ópera, calle Corrientes, cerquita del obelisco.

En medio del empacho blusero, a pura música, aparece el Carpo. Pappo, para los amigos. No era esta una novedad para mí, ya que hacía rato que sabía de las andanzas del gran violero. Hasta aquí todo bien, predecible diría, para los que seguíamos la trayectoria de ambos músicos.

Pero, como bien dice Blades, “la vida te da sorpresas” y esa noche, gran noche, la vida me dio una gratísima sorpresa: supe de Luis Salinas, gracias a la generosidad de B.B. y el Carpo. Pude escuchar un blues tocado por ellos tres más un negrazo que nunca supe como se llamaba pero que se tocaba todo. Un empacho, ya lo dije, de guitarras y blues.

Ya pasaron muchos años y más noches desde aquella noche. Y parece que han pasado bien. Luis Salinas cada día toca mejor. No puedo dejar de escucharlo, él es uno de los mejores músicos contemporáneos que tenemos por estos lejanos pagos, los del sur.

Escuchalo. En este video toca junto a Horacio Avilano. Para Troilo y Salgán, se llama el tema, creación de Luis.


Otro si digo: Si no sabés del "gordo" Troilo y de Horcio Salgán, avisame. Te puedo contar algunas cosas. O, mejor dicho, ellos mismos, desde su música, te van a contar. Sabrás de la belleza.

14/11/10

Pollock

“Deben intentar asimilar lo que el cuadro les ofrece y no traer en la mente un contenido principal y una opinión tomada de antemano y buscar su confirmación en el cuadro.”
Esta frase pertenece a Jackson Pollock, quien junto a Robert Motherwel y Wilem de Kooning, es uno de los representantes más significativos del expresionismo abstracto norteamericano. Expresionismo y abstracto, una mezcla explosiva, como el mismísimo Jackson y su obra.

En la concepción de Pollock la fantasía es un elemento esencial a la hora de aprehender una obra de arte. Leonardo ya había dicho lo suyo, allá por el 1500, en su Tratado sobre la pintura, en el que se puede leer: “Una nueva forma de observar inventiva consiste en contemplar una pared repleta de diferentes tipos de manchas. Si uno desea inventarse alguna situación, allí puede observar cosas que recuerdan a paisajes diversos. Ya que mediante cosas confusas e indeterminadas se despierta el intelecto para inventar cosas nuevas.” (1)

No cabe duda alguna que esta concepción cabe a los cuadros de Pollock. Más allá de esto, este pintor –propio de los complejos años ’50- no se inspiró de ningún modo en la pintura del gran maestro renacentista. Diría que por el contrario, hizo caer la pintura tradicional en el más estricto sentido de la palabra. Nada de caballetes, sino lienzos en el suelo, sobre los que se chorreaba la pintura, aparentemente sin sentido alguno. Es que para Pollock pintar era una acción, un hecho o experiencia, renovada cada vez, cada día, en una suerte de ceremonia en la que primaban el estado de éxtasis y de trance. El pintor nunca podía predecir la apariencia final de su esfuerzo. Simplemente se prestaba a una especie de representación dramática, en la que la obra no era más que una consecuencia. Tanto que la mayoría de sus pinturas llevan como título, un “sin título”. Acción, solo eso. Y sin embargo la visión de su obra embarga. Misterios del arte. ¿O certezas? Vaya uno a saber…

(1) Nota: Me voy pensando en Leonardo, un genio.

5/11/10

Clapton

Eric Clapton, un gran músico, siempre. Creo que no hay nada o casi nada de lo que este artista ha hecho que no me gustara, empezando por los hoy algo lejanos tiempos del trío Cream. Y digo más: Eric, como el buen vino, mejora con el tiempo. Disfrutalo.

Ya que estamos hacemos algunos comentarios al margen. Esta canción, Over The Rainbow (en español Sobre el Arco iris) fue compuesta por Harold Arlen y la letra es de Yip Harburg. Si no me equivoco data de los años '30, siglo pasado. La interpretó por primera vez Judy Garland y, en el film El Mago de Hoz (1939), hizo estragos. De hecho esta obra fue escrita especialmente para Judy, quien hasta el final de sus días, jamás pudo dejar de interpretarla, ante la sistemática y persistente exigencia del público.

Como toda gran canción , ha sido interpretada por muchos artistas, muy disímiles además. Desde Bocelli hasta Guns N' Roses, pasando por Armstrong, Getz, Carey, Beck, Queen, Ramones, Plácido Domingo, Jarret, Miles Davis o Rico Rodriguez. Muchos realmente. ¿Motivo? Respuesta sencilla: es una canción bellísima. Tan bella como las cosas simples, seguramente las más bellas.

Volviendo a esta versión, de Clapton y acompañantes, hay unos detalles a señalar. El primero es la presencia del eterno y gran teclado, el Hammond. Su sonido es único. También llama la atención el otro teclado, de los de "ahora", que suena como un viento, con soplo incluido. La tecnología da para todo.
Luego, yendo a la "guitarrita" de Eric, encuentro un sonido que creo se enfoca deliberadamente hacia el sonido especial de otro gran guitarrista, Wes Montgomery. Finalmente un detalle que ya comenté en muchas ocasiones y no dejaré de señalar: para hacer música en un escenario no hacen falta quinientos bailarines en escena, un despelote de luces, fuegos artificiales, histeria, desnudez explícitamente disimulada y toda la trapisonda a la que muchos artistas "populares" contemporáneos nos tienen acostumbrados. Apenas hacen falta músicos. Con eso basta.

Para terminar este breve comentario, un dato curioso. Si no me equivoco (es posible que lo esté, no lo sé realmente), Liza Minelli, gran cantante e hija de Judy Garland, no grabó nunca esta canción. Al menos este escriba no ha encontrado referencias al respecto.

Nos vemos en la próxima. Mientras tanto, te regalo el Arco Iris. Que estés bien. Buen fin de semana.