6/3/08

Ella


Ella, la más bella. Ella, en medio del caos -por no decir quilombo- de Buenos Aires. Ese que te saca, definitivamente.
Recuerdo del pasado, imagen romántica, sueño no concretado. Ella, la cúpula. Una cúpula de Buenos Aires.
Desde chico deseo e imagino vivir en una cúpula. Seguramente no sucederá nunca. Es caro y ellas, las que aún sobreviven, están a la miseria y son ámbito de palomas y gorriones. Nosotros, los trashumantes de este lugar del planeta somos -de algún modo- gorriones golpeados o palomas ensimismadas. No aprendimos a volar.
Somos argentinos, estamos para el “aguante”. Estúpido, generalizado y asumido destino.
¿Por qué debemos aguantar? ¿A quién o quienes debemos seguir aguantando?
Las cúpulas son eróticas, damas redondas y apacibles. Expresión generosa de la arquitectura.
Secreto romano, recuperación renacentista, recreación del diecinueve, desafío posmoderno. Las cúpulas están buenas, se merecen una canción. El "Flaco" ya escribió algo, pero ahora ¿quién se anima? El juego está abierto. Yo espero, como seguramente esperan muchos.
Mientras tanto, haceme caso, mirá para arriba. Allí están ellas, hermosas. Las cúpulas de Buenos Aires.

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