17/9/08

Atardecer


Siempre pensé (vaya novedad) que Ushuaia tiene un privilegio: su entorno natural. Pasan los años y no me canso de admirarlo, mientras disfruto las imágenes cambiantes que la luz -tamizada por nubosidades, el agua, las montañas- ofrece a quien quiera ver y no mirar, que no es lo mismo. Este es un bello lugar.
Sin embargo, en mi atardecer, siento que ya no pertenezco. Pasaron treinta años y no pertenezco. No soy de ningún lugar.

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