26/9/08

Alteridad (versión 1.3)


Los Dogón llegaron a los acantilados de Bandiagara (ubicados en la actual Malí) hacia el siglo XV, huyendo de la islamización de Senegal, coincidente con la expansión del Imperio de Malí. Por lo que conozco no se sabe muy bien de donde proviene este pueblo que se caracteriza por su cultura animista que se destaca por su cosmogonía, entre otros aspectos interesantes. No faltan quienes los asocian a los OVNIS, aunque en esa no me prendo, al menos no todavía.
En tan particular geografía, una fractura geológica de aproximadamente 200 Km. de extensión localizada entre la sabana y la planicie del río Níger, moraban otros pueblos. De hecho hay registros de habitantes que datan de unos 3.000 años a. C.
Al parecer los últimos, antes de la llegada de los Dogón, fueron los Telem. Nadie sabe muy bien adonde fueron a parar, que es lo mismo que decir que desaparecieron del mapa o, si adoptamos un lenguaje “políticamente correcto”, fueron absorbidos o desplazados por los Dogón quienes, a su vez, no tenían ganas de correr tal suerte a manos de la expansión del Islam. Una prudente enciclopedia diría, en cambio, que los Telem fueron progresivamente asimilados por los Dogón. Un fanático del progresismo sesgado se despacharía con algo parecido a la "asfixia Telem causada por la invasión Dogón."


Parece que los Telem no eran tontos. Sus viviendas eran cuevas excavadas en el acantilado, de difícil acceso, decisión sabia si atendemos a la manía humana de andar ejerciendo la asimilación por el mundo, desde que el tiempo es tiempo. Pero los Dogón se terminaron quedando con las cuevas, el acantilado y alrededores. Al parecer ellos tampoco eran tontos y, para mal de los Telem, manejaban herramientas más eficaces, no necesariamente asociadas al uso de la violencia, aspecto que no los caracteriza.
Hoy estos acantilados (y los muy particulares pueblitos Dogón desparramados por allí) son patrimonio de la humanidad, según lo resuelto por la UNESCO en 1989. También son el destino de turistas amantes de lo diferente, para los cuales los muchachos del lugar han desarrollado un sistema que permite tal cosa sin hacer pomada lo que parecen tener muy claro: la singularidad de su cultura. Eso sí, allí bien se conocen los Euros. Una cosa es sostener las raíces culturales y otra ser un gil, por no decir fanático o fundamentalista a la hora de andar reivindicando tradiciones.

En este punto me permito una digresión, bajo promesa de extenderme un día de estos en la descripción y análisis de la estructura u organización que presenta la sociedad Dogón y sus muy peculiares aldeas.


En ellas –esta es la digresión- hay un edificio donde se celebran las reuniones de un consejo de ancianos donde se dirimen las disputas familiares y se administra la propiedad. A esta suerte de ámbito comunal se accede y permanece en cuclillas o lisa y llanamente sentado, toda vez que su altura no permite estar de pié. La razón de lo peculiar de este espacio es una, simple y sabia: nadie puede hacer uso de la violencia física estando en cuclillas o sentado, en medio de cualquier discusión. A veces pienso que bien nos podríamos aplicar el cuento. En fin...

Hurgando un poco por You Tube, para variar, me encontré con unos cuantos videos que muestran algunos aspectos de la cultura Dogón, en particular sus danzas y, entre ellas, la llamada Danza de las Máscaras. Ella se relaciona con un rito asociado a la estrella Sirio B, oculta por Sirio A, que recién fue “descubierta” por los científicos en las primeras décadas del siglo XX y, sin embargo, los muchachos de Bandiagara conocen hace rato. Aquí el video. Observen, por favor.



Después de ver estas imágenes, vaya uno a saber por qué, se me ocurrió compararlas con algunos de los bailes o pasos característicos de la Murga Porteña. No sé, los zancos, las patadas al aire…



¿Qué hacen esos blanquitos pegando saltos en un barrio cualquiera del Gran Buenos Aires? Se ve que hoy estoy hecho un asociador ilícito “4 x 4, full”. De Bandiagara a los barrios de Buenos Aires, pasando por la historia, aún la que no conozco, es decir casi toda...


P.D. Hay un sitio Web relacionado con los Dogón que sugiero ver. Verán que experiencia interesante. Dogones con cámaras digitales. Se llama La Mirada Dogón

24/9/08

Alteridad (versión 1.2)


"Constatamos, por ejemplo, desplazamientos de pueblos enteros, cuyas tribus —pipiles, putunes, quichés, toltecas— penetraron en territorio maya. Frente a estos nómadas poco civilizados y belicosos, la vieja sociedad autóctona, desorganizada y asolada, se derrumbó, a pesar de su incontestable superioridad, ya que nada sustituía a sus instituciones. Por otra parte, una vez que los pueblos sedentarios huyeron ante los invasores, cabe suponer que la llegada al país maya de contingentes guerreros muy cultos produjera un último período de esplendor, como lo demuestra el apogeo de la Chichén Itzá maya-tolteca.
Además de los desplazamientos provocados por las grandes invasiones citadas, se deben tener en cuenta otros factores: por ejemplo, las influencias externas provocadas por las corrientes comerciales que se establecieron en los siglos IX Y X con las nuevas rutas que recorrían América central. Así, por ejemplo, la aparición de la metalurgia del oro —contemporánea de la eclosión maya-tolteca— puso en cuestión los fundamentos del mundo maya. Este tipo de acontecimientos tuvieron que producir importantes transformaciones sociopolíticas que afectaran a las mismas bases religiosas y sociales de aquella sociedad. Pudieron ser causa de cambios sustanciales, como consecuencia de los cuales se minaron las estructuras estatales, espirituales y morales, poniendo en cuestión los factores de cohesión del mundo maya. Como vemos, las causas de la decadencia pudieron ser múltiples. Es difícil optar por una hipótesis u otra a la hora de explicar la muerte de esta civilización.
Recordemos también que los últimos descendientes de los mayas, con los que se encontrarán los españoles en los albores del siglo XVI, ya no tenían mucho en común con los astrónomos y constructores que fundaron los grandes centros urbanos de la selva virgen. Al parecer, ya no formaban parte de la intelligentsia responsable —cinco siglos antes— del apogeo del mundo precolombino. Sólo unas pequeñas ciudades edificadas apresuradamente recordaban el esplendor de antaño. Respecto a los grandes edificios clásicos, subsistieron medio en ruinas, como esqueletos carcomidos por la vegetación, en lo que había sido la admirable eclosión urbana de este pueblo. El abandono y el olvido habían echado sobre las capitales mayas su velo de decrepitud. Y poco a poco las raíces de los gigantescos árboles de la selva acabaron reventando los muros, las bóvedas y los palacios que habían sido habitados por los representantes de una brillante elite de sabios y artistas."


El texto que has leido, estimado visitante, es un fragmento tomado de un sitio Web enfocado a distintos aspectos de la Civilización Maya. La imagen que ilustra este post, también. Para acceder al sitio hay que hacer un "clic" aquí. Estás invitado a hurgar un poquito, ya que estamos, y conocer (o reconocer) algunos aspectos de esta interesantísima civilización.

18/9/08

Alteridad (versión 1.1)

Hace un par de semanas que una palabra da vueltas y más vueltas en mi cabeza. Alteridad. Es una palabra cojonuda, rotunda, lo suficientemente complicada como para significar mucho, o no tener el más mínimo sentido. Ideal para discursos políticos, además.
Es que, cuando uno se echa un alteridad de vez en cuando, suena mejor. No importa, por lo general, de qué se habla. Como en tantos otros casos (por ejemplo, la distribución de la riqueza), una "alterizada" deslizada al pasar da chapa de progresista... Progresista, palabra peligrosa, engañosa si las hay, pero este es otro tema.
Es un clásico (y razones hay) ejemplificar esto de la alteridad o no alteridad describiendo e interpretando el choque de culturas que se produjo en América. Seguramente debe haber algo escrito por ahí refiriéndose a otros sitios, pero en la tierra que habito -suelo americano, del sur- no son pocos quienes están enfrascados en el análisis y discusión de la venida hace cinco siglos de los españoles, más los portugueses, holandeses, ingleses, franceses y algún otro más.
En otras palabras: por aquí sobran los análisis del pasado, especialmente los sesgados. Lo que es algo más dificil de hallar (en la generalidad) son aquellos que se refieren al presente, cosa interesante ciertamente. No sé, me parece...

17/9/08

Iaies III

Perdón por la insistencia, pero la música de Adrián Iaies (y quienes lo acompañan) me fascina. Acá va un poquito más. El tema se llama Emilia.

Atardecer


Siempre pensé (vaya novedad) que Ushuaia tiene un privilegio: su entorno natural. Pasan los años y no me canso de admirarlo, mientras disfruto las imágenes cambiantes que la luz -tamizada por nubosidades, el agua, las montañas- ofrece a quien quiera ver y no mirar, que no es lo mismo. Este es un bello lugar.
Sin embargo, en mi atardecer, siento que ya no pertenezco. Pasaron treinta años y no pertenezco. No soy de ningún lugar.

12/9/08

Vagos y Mal-Entretenidos, Pero Nuestros

El texto que comparto con quienes tienen la amabilidad -y paciencia, sobre todo- de visitar este espacio, pertenece al Lic. Roberto Santana, maestro y amigo. Le he pedido el favor de poder publicarlo, tomándome el atrevimiento -además- de acompañar el texto con una imagen bastante reciente "capturada" en la Web.


“Se fue reduciendo como si lo cortaran de abajo en repetidos tajos. Sobre el punto negro del chambergo, mis ojos se aferraron con afán de hacer perdurar ese rasgo. Inútil; algo nublaba mi vista; tal vez el esfuerzo, y una luz llena de pequeñas vibraciones se extendió sobre la llanura. No sé qué extraña sugestión me proponía la presencia ilimitada de un alma (…) No sé cuántas cosas se amontonaron en mi soledad. Pero eran cosas que un hombre jamás se confiesa. Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta a mi caballo, y lentamente me fui para las casas. Me fui, como quien se desangra”. Estas palabras, dan cierre a Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes. Corría el año 1926, y ya el ferrocarril había reemplazado al resero en el traslado del ganado hacia los centros neurálgicos del país, en un viaje cuyo destino final era el matadero (1). La tarea de los hombres de a caballo ya no era necesaria. No es sólo la figura de un paisano la que se pierde por entre las lomadas del cañadón, sino toda una época.

Los primeros datos acerca de la existencia del gaucho, aparecen en El Lazarillo de Ciegos Caminantes -1773- atribuido a Concolorcorvo (2). En sus páginas puede leerse:
“Estos son unos mozos nacidos en Montevideo y en los vecinos pagos. Mala camisa y peor vestido, procuran encubrir con uno o dos ponchos, de que hacen cama con los sudaderos del caballo, sirviéndoles de almohada la silla. Se hacen de una guitarrita, que aprenden a tocar muy mal y a cantar desentonadamente varias coplas, que estropean, y muchas que sacan de su cabeza, que regularmente ruedan sobre amores. Se pasean a su albedrío por toda la campaña y con notable complacencia de aquellos semibárbaros colonos, comen a su costa y pasan las semanas enteras tendidos sobre un cuero, cantando y tocando. Si pierden el caballo o se lo roban, les dan otro o lo toman de la campaña enlazándolo con un cabestro muy largo que llaman rosario. Muchas veces se juntan de éstos cuatro o cinco, y a veces más, con pretexto de ir al campo a divertirse, no llevando más prevención para su mantenimiento que el lazo, las bolas y un cuchillo. Se convienen un día para comer la picana de una vaca o novillo: le enlazan, derriban y bien trincado de pies y manos le sacan, casi vivo, toda la rabadilla con su cuero, y haciéndole unas picaduras por el lado de la carne, la asan mal, y medio cruda se la comen, sin más aderezo que un poco de sal, si la llevan por contingencia. Otras veces matan sólo una vaca o novillo por comer el matambre, que es la carne que tiene la res entre las costillas y el pellejo. Otras veces matan solamente por comer una lengua, que asan en el rescoldo. Otras se les antojan caracuces, que son los huesos que tienen tuétano, que revuelven con un palito, y se alimentan de aquella admirable sustancia”.

Esta figura emergente, a la que entonces se conocía con el nombre de “gauderios”, adquiriría inesperado protagonismo a partir de mayo de 1810, integrando los ejércitos patrios con uniforme de granaderos, o defendiendo la frontera norte con poncho colorado y guardamontes al mando de Martín Güemes.
Durante el período que la historia argentina conoce como “la anarquía”, miles de gauchos participaron en las guerras civiles, algunas veces luchando a favor de sus provincias natales; en otras, en contra.
En las páginas del Facundo -1845-, que instalaba la oposición “civilización” o “barbarie” para diferenciar dos modelos de país desde una postura excluyente y disociadora, en la cual el componente “bárbaro” asociado a la figura del gaucho, conspiraba contra la evolución de un modelo social ligado al positivismo, dice Sarmiento: “Los tres caudillos –Quiroga, López, y Rosas- hacen prueba y ostentación de su importancia personal. ¿Sabéis cómo? Montan a caballo los tres y salen todas las mañanas a gauchar por la pampa; se bolean los caballos, los apuntan a las vizcacheras, ruedan, pechan, corren carreras. ¿Cuál es el más grande hombre? El más jinete, Rosas, el que triunfa al fin. Una mañana va a invitar a López a la correría. No compañero –le contesta éste:- si de hecho es usted muy bárbaro. Rosas, en efecto, los castigaba todos los días, los dejaba llenos de cardenales y contusiones. Estas justas del arroyo Pavón, han tenido una celebridad fabulosa por toda la República, lo que no dejó de contribuir a allanar el camino del poder al campeón de la jornada, el imperio ¡al más de a caballo!” (Sarmiento, 1845) –recordemos que, durante la lucha por la independencia de nuestro país, los gauchos calificaban con el mote de “maturrangos” a los españoles debido a su impericia ecuestre-.
Luego de Caseros (1852), las ideas de Sarmiento encuentran un firme opositor en la figura de José Hernández, el orden establecido con el sistema de “levas” que sumaba gauchos uniformados para defender la frontera del peligro de los malones, y una sospechosa administración de la justicia aparecen en la 1ra Parte de El gaucho Martín Fierro, publicada, precisamente, durante la presidencia de Sarmiento -1872-, en la cual Fierro opta por la barbarie en su decisión de marcharse a la frontera junto a su amigo Cruz, con el objeto de vivir en las tolderías. Resulta ciertamente curioso el cambio de actitud del protagonista en la 2da parte, editada durante la presidencia de Avellaneda -1879-, allí, se produce el retorno del gaucho a la “civilización”. Enrique Anderson Imbert, desde la crítica literaria tradicional ve en la “la Ida” de la obra un enfoque sociológico asociado a un mensaje político. En cuanto a “la Vuelta, destaca: “(Hernández) ofrece una visión europea y progresista del trabajo: que la tierra no da fruto/si no la riega el sudor” –dice MF-, y prosigue: “el gaucho, ahora elude la pelea y da explicaciones de por qué antes mató, justificaciones legales que muestran que Hernández, en el fondo, es un conservador respetuoso de la ley”. (Anderson Imbert, 1954)
Nosotros preferimos decir que, luego de la muerte de Cruz y, tal vez ante la fuerza de lo inevitable, el que regresa para reinsertarse al nuevo orden ciudadano es un Martín Fierro “domesticado”, y con ánimo de redención: la Presidencia de Roca está al caer, el nuevo Presidente dará continuidad a la campaña contra los indios iniciada durante la gestión de Rosas, aunque, esta vez, para darle un corte definitivo a esta situación en una suerte de “solución final”: en pocos años, las tierras ganadas a los indios, fueron repartidas entre unos pocos latifundistas que luego serían conocidos con el nombre de “oligarquía vacuna”.

La incipiente literatura argentina comenzó a esbozar un estilo al que la crítica literaria llamaría después “literatura gauchesca”. Es conocido, que los autores de esta línea de escritura, en su gran mayoría, no eran gauchos que se recostaban a la oración y se levantaban al alba, sino estancieros con pretensiones literarias: Rafael Obligado (3) conoció por relatos de sus peones la historia de Santos Vega, el cantor que había sido derrotado por el diablo en una payada de contrapunto que se prolongó durante tres días y tres noches. Del Campo, en tanto, al ubicar a Anastasio el Pollo en el Teatro Colón durante la puesta de la ópera Fausto de Gounod, inserta en el ámbito literario la figura del “pajuerano”, deleitándose desde la vana-cultura con la supuesta incultura gauchesca, asentada en la leyenda y la superstición. Ya en este momento -1866-, la publicación del Fausto criollo de Estanislao del Campo, inserta el debate en el ámbito literario de Buenos Aires acerca de la existencia de una “literatura nacional”. Hacia 1870, se concluyó con que no la había.

“Individuo de aproximadamente 40 años, regular estatura, de pelo castaño, ojos verdosos y cutis blanco algo rojizo, picado de viruelas, de nariz aguileña, prófugo de la justicia, vago y mal-entretenido”, así rezaba el parte policial en referencia a Juan Moreira, un matón de comité que había muerto en un sonado enfrentamiento con fuerzas del orden.
La pluma de Eduardo Gutiérrez rescató la figura de Moreira a través del recurso del folletín, alcanzando popularidad masiva en el ámbito progresista de la ciudad. En 1879, el propio Gutiérrez adaptó su obra a una pantomima circense que incluía jineteadas y duelos a cuchillo. El circo criollo de los Hermanos Podestá, comenzó a girar por pequeños pueblos representando la obra, con José Podestá en el papel estelar, obteniendo un inusitado éxito.

Una vez consolidado el modelo agro-exportador de nuestra nación, la “Generación del 80” se encargó de fortalecer el modelo a seguir para establecer un destino de grandeza, basado en sostener los privilegios de la clase dominante. De tal modo se avanzó en la idea de fomentar la inmigración planteada por Alberdi desde las “Bases…” (1852).
El hecho que nadie pareció advertir es que, el modelo plasmado por Alberdi, que proponía la llegada al país de inmigrantes de origen nórdico, se vio alterado por los coletazos del desempleo que trajo el proceso de la Revolución Industrial en el continente europeo; es así que, la Argentina de fines del SXIX y principios del XX recibió la presencia de un gran número de inmigrantes arribados desde las penínsulas itálica e ibérica, y desde Europa del este, quienes instalaron el germen de las ideas anarquistas y socialistas, que iban de la mano con las iniciales asociaciones sindicales.
Los grandes propietarios del país, vieron a estos nuevos actores sociales –la “plebe ultramarina” como la definiera Lugones- como una amenaza al orden establecido que podía expandirse y, desde allí, se pensó en establecer una figura que, por sus virtudes, fuese percibida como un arquetipo de la nacionalidad.
Tal búsqueda de la “argentinidad”, llegó a través del hecho literario. Si bien es cierto que, como hemos comentado, la figura del gaucho oscilaba entre el “pajuerano” y el “acróbata circense”, ello no fue impedimento para que, con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo, Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Manuel Gálvez, y otros, insertaran la idea de establecer al Martín Fierro como “poema nacional”, a partir de la simple idea de que “el gaucho –por oposición a la figura del inmigrante (5)- era vago, pero nuestro”. La puesta a consideración del ámbito literario de la época y el debate al respecto, se llevó a cabo desde la Revista “Nosotros”. Resulta necesario, revisar las posturas a favor y en contra de tal idea.

El propio Lugones, en “El linaje de Hércules”, uno de los capítulos de su obra El Payador (4) destacaba: “Martín Fierro es un campeón del derecho que le han arrebatado, un campeador del ciclo heroico que las leyendas españolas inmortalizaron siete u ocho siglos antes, un paladín al que no le falta ni el episodio de la mujer afligida cuya salvación efectúa peleando con el indio bravo y haciendo gala del más noble desinterés. Su emigración a las tierras del enemigo, cuando en la suya lo persiguen, es otro rasgo fundamental (…) su mismo lenguaje representa, para el futuro castellano de los argentinos, lo que el Romancero para el actual idioma de España (…) este es uno de sus orígenes. El otro está en la novela picaresca (...) el Viejo Vizcacha y Picardía caracterizan las mañas y la filosofía del pícaro. Son el Sancho y el Pablillos de nuestra campaña (…) y así como el Quijote refundió los dos gérmenes hasta convertirse en la expresión sintética de idealismo y de realidad que define todo el proceso de la vida humana, nuestro Martín Fierro hizo lo propio con sus tipos, ganando todavía en naturalidad…”

Las respuestas contrarias al arquetipo planteado por Lugones, no se hicieron esperar, en la revista “Nosotros” el “Maestro Palmeta” –tal vez, Mario Bravo- proponía a sus conciudadanos: “Levantar en la plaza del Congreso una estatua de José Hernández. Se le representará vestido así: bota de potro, chiripá, calzoncillo desflecado; es decir, de la cintura para abajo, de gaucho; de la cintura para arriba, en traje burgués, de americana, cuello duro, y corbata; en la cabeza, sombrero de copa. De esta manera, la estatua será como un símbolo del pueblo argentino, que surge de la tierra en el gaucho y termina en capitalista y señor.”
Por su parte, la combativa pluma del diputado socialista Horacio de Tomaso, ejercía su derecho al debate con apostillas como ésta: “Yo recuerdo que en la Opera de Buenos Aires ese insubstancial declamador de voz agradable, que se llama Belisario Roldán, se lamentaba, no ha mucho, de que en la pampa argentina el quejido de la guitarra fuera siendo sustituido por el rezongo del acordeón. ¡Pero si los hombres del acordeón son los que trabajan esa pampa y, con más energía y método que los hijos de Martín Fierro, fecundan sus entrañas y le hacen parir el trigo que alimenta al mundo!”. Conviene recordar que en 1910, con idéntico motivo –el Centenario de Mayo- un paisano de Villaguay, Entre Ríos, nacido en Proskurov, Rusia, y llamado Alberto Gerchunoff, había publicado su conocida novela titulada Los gauchos judíos.
Esta polémica no llegó a dirimirse aunque quedó instalada en el imaginario colectivo, y la historia siguió su curso: con la promulgación de la Ley Sáenz Peña, y la llegada a la Presidencia de Hipólito Irigoyen en 1916, los excluídos del sistema logran hacer pie en la sociedad, iniciando un acelerado proceso que desembocaría luego en “la clase media”. Un año después uno de esos inmigrantes de origen francés, Carlos Gardel, a quien muchos recordamos con vestimentas gauchescas interpretando sus canciones, grabaría “Mi noche triste”, origen del tango canción. La fusión entre orilleros criollos e inmigrantes, había dado origen a una música representativa del nuevo andamiaje social. Por ello, no resulta extraño que Lugones definiera al tango como “un híbrido de gaucho, de gringo, y de negro”; o que Manuel Gálvez lo sindicara como “una música sensual, canallesca, arrabalera, mezcla de insolencia y bajeza (…) de tristeza secular y de alegría burda de prostíbulo”.

Cuatro años después de la grabación de “Mi noche triste”, un gaucho entrerriano de origen catalán, llamado José Font, aunque más conocido por su apelativo, “Facón Grande”, caería en la estepa santacruceña fusilado por las tropas del Coronel Varela. El episodio de Varela agasajado por integrantes de la Sociedad Rural de Río Gallegos quienes entonan en su honor “For he is jolly goodfellow” encontró su lugar en Los vengadores de la Patagonia trágica de Osvaldo Bayer, y en las pantallas de los cines a través de La Patagonia rebelde, de Héctor Olivera.

“Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada…”, con esta frase inicial, en 1924 Lugones avalaba y preanunciaba el Golpe militar de 1930. Iniciada la “Década Infame”, los gauderios ya no vagaban por la llanura en busca de un trozo de matambre, y los vacunos se enfriaban en los frigoríficos de las empresas británicas. Lisandro de la Torre denunciaba ante el Senado de la Nación los negociados que propiciaba el comercio exterior de la carne. Las pruebas eran contundentes. El intento de asesinar a de la Torre, concluyó con la muerte del Senador Bordabehere. Quiso el destino que, en un accidente aéreo en Colombia, perdiera la vida Carlos Gardel, aquel inmigrante que vestía ropas criollas para cantar esa música que el sistema consideraba oprobiosa. En una hábil maniobra gubernamental, las primeras planas de los diarios cambiaron sus titulares, y durante varios meses, aguardaron con una expectativa inusual, la llegada de los restos del “zorzal criollo”. Comenzaba la construcción de un nuevo mito…, en tanto, en 1939, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, institucionalizaba la construcción de Lugones: la fecha de nacimiento de José Hernández se establecía como el “Día de la Tradición”.

Tal como destaca María Teresa Gramuglio en el prólogo a su publicación Martín Fierro y su crítica: “(…) varios capítulos de la historia de la transformación social en la Argentina, han convertido al Martín Fierro en piedra de toque para toda definición de la literatura y aún de la vida nacional. Se podría agregar: cada uno tiene su Hernández, cada uno tiene su Martín Fierro. Los textos que aquí se incluyen; son una muy atenuada muestra de la variedad de esas construcciones; tal vez contribuyan a que los lectores elaboren o reformulen las suyas”. Esta ponencia, no es más que otra mirada, acerca de tales construcciones.



(1) El matadero -1838- de Esteban Echeverría pinta con crudeza las costumbres en tiempos de Rosas. Casi un siglo después se produciría el debate sobre los negociados con la exportación de carne en el Senado de la Nación.
(2) Alonso Carrió de la Vandera, imprimió clandestinamente en Lima “El Lazarillo…” en 1775-76, anticipando la fecha a 1773. Carrió atribuyó su autoría a “Concolorcorvo” (Calixto Bustamante Carlos Inca), acompañante de sus viajes, quien no tuvo nada que ver con la redacción de la obra.
(3) Rafael Obligado (1851-1920) publicó un solo libro: Poesías (1885), ampliado en la 2da edición de 1906. Uno de sus poemas más recordados es, precisamente, “Santos Vega”.
(4) Publicado en 1916, El Payador incluye las conferencias dictadas por Lugones en 1913, en el Teatro “Odeón”.
(5) En la misma línea de Lugones, Enrique Larreta decía del inmigrante: “no creo que pueda surgir de esa turba dolorosa, que arrastra en su mayor parte todas las sombras de la ignorancia, la clase dirigente capaz de encaminar hacia un ideal grandioso la cultura argentina”.

Nota: Este texto ha sido una ponencia preparada por el Lic. Roberto Santana con motivo de las 2º Jornadas Nacionales de Literatura e Historia Cultural, recientemente organizadas por el IPES Florentino Ameghino de la ciudad de Ushuaia, bajo la consigna: “Cuerpo, identidad y alteridad. Imágenes del otro y de sí mismo en arte, ciencia y educación”.

8/9/08

Bird

¿Qué mejor que un poco de buena música? Charlie Parker y algunos amigos.



El locutor menciona a los músicos. No tengo por qué repetir lo dicho. Apenas una leve acotación: ¿Han visto el despliegue de equipos e instrumentos? A veces, cuando veo (y escucho) a tantas y tantas "bandas", llenas de equipos, bateristas perdidos entre una nube de tambores, luces, pantallas gigantes, más luces, fuegos artificiales, etc., pienso si será necesario tanto lío. Por lo que acá podemos apreciar no parece. Vamos con un poco más, esto me gusta. Me gusta mucho.



Deslizo una confesión: si tuviese la posibilidad de una reencarnación, me gustaría ser negro. Y músico. Aunque el par de blanquitos no desentonan ¿no?

7/9/08

¿Iconos o ídolos? (versión 2)

Hace unos días incluí en este espacio el vínculo para acceder a un reportaje realizado por el diario La Nación, de Buenos Aires, a Juan José Sebrelli. En él, el intelectual se manifestó su crítica a la decisión oficial de proponer a Carlos Gardel, Eva Duarte, Ernesto Guevara y Diego Maradona como íconos argentinos en la Feria Internacional del Libro de Frunkfurt de 2010, en la que nuestro país será "invitado de honor". Esta invitación, si no me equivoco, se formalizó hacia 2006, tal como da cuenta el diario Clarín, de Buenos Aires, en su edición del 29 de noviembre de ese año.

Confieso mi ignorancia sobre el tema y es muy poco lo que conozco respecto de esta feria internacional que, al parecer, es una de las más importantes que se realizan y se caracteriza por concentrar un alto porcentaje de transacciones relacionadas con la industria editorial, especialmente en lo que se refiere a la cesión y/o negociación de derechos de autor, traducción y publicación en otros idiomas de la obra literaria que se produce aquí y acullá, etc. O sea: parece ser una feria específica, de escritores, editores y demás actores de este costado de la producción cultural. En la página Web de la Cámara Argentina del Libro se puede leer lo siguiente: "Es la feria más antigua y una de las Ferias Internacionales del Libro más importantes del mundo, en la que más de 6000 expositores muestran a sus pares de todo el mundo su nueva producción, ofrecen y compran derechos. En el stand de la Cámara Argentina del Libro participa un promedio de 32 empresas con 583 títulos."

Hace no mucho, haciendo zapping con el control remoto de la T.V., buscando algún programa aceptable, me encuentro de sopetón con el énfasis y la decidida convicción de quien fue mi profesor de literatura -allá lejos y en el tiempo, aquellos de la escuela secundaria- Pedro Barcia, hoy Presidente de la Academia Argentina de Letras. Confieso que, por un momento, recordé los comentarios -en particular el tono de voz empleado- del "profe" cuando osábamos confesar que no habíamos leido, por caso, Las Ruinas Circulares o la poesía negra de Guillén, Hughes o Jorge Lima. En tales circunstancias, terribles por cierto, debíamos someternos a los rayos y centellas que emanaban de los ojos de Barcia. No era fácil el asunto.

Volviendo al presente, pude escuchar el mismo tono de voz y observar los mismos ojos (por lo de los rayos y centellas) mientras el Dr. Barcia manifestaba contundentemente su crítica a la decisión oficial que comento mientras, ya que estaba, se mandaba una mini clase respecto del significado y etimología de las palabras "icono o ícono" e "ídolo".

Como se podrán imaginar, no pude menos que escarbar un poco para ver qué era todo este lío. Parece que no sólo Sebrelli o Barcia piensan lo que han expresado claramente. Son varios los medios de prensa que recogieron la contraversia desatada a partir de la dicisión del Gobierno Nacional (la de los íconos que, en la visión oficial, nos reflejarían a los argentinos en el contexto de una feria literaria de alcance mundial). Rescato un par de artículos, uno de ellos publicado por el diario La Capital, de Rosario; el otro, ha sido publicado por La Gaceta, de Tucumán.

A estas alturas no podemos pasar por alto la condición de ídolos populares, con mayor o menor aceptación, del Zorzal Criollo, Evita, El Che o Diego. Muy distintos entre ellos y diferentes a otros que el pueblo también supo acoger en su seno, tienen su lugar ganado en el sentimiento popular. Luego, gozarán o no del aprecio de cada uno de nosotros. No creo que este sea el meollo del tema. Ellos son ídolos, esto es "personas o cosas amadas o admiradas con exaltación", según reza en el Diccionario de la Real Academia. Si nos metiéramos en los complejos terrenos de las creencias religiosas, podríamos decir también que se trataría de "imágenes de deidades con objeto de culto". Prefiero quedarme con la primera de estas definiciones ya que, si bien los argentinos estamos de la chaveta, no creo muy serio asignar poderes religiosos a los citados personajes.

Luego, continuando con la electrizante lectura del diccionario, encontramos que un ícono (o icono), es:

1. m. Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales.

2. m. Tabla pintada con técnica bizantina.

3. m. Signo que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado; p. ej., las señales de cruce, badén o curva en las carreteras.

4. m. Inform. Representación gráfica esquemática utilizada para identificar funciones o programas.

Dejamos de lado los aspectos religiosos y supongo que nadie en su sano juicio asociará al Che o Maradona con una PC. Ergo, y más allá del ejemplo que nos brinda la Real Academia, yo creo que deberíamos entender que un icono es un signo (¿imagen?) que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado. ¿Cuál sería este objeto? Buena pregunta ¿no les parece? ¿El Pueblo Argentino, la Argentina toda o su Literatura? Hay más preguntas. ¿Nos representan cabalmente el Morocho del Abasto, Evita, el Che y Maradona?

Si han leido algunos de los artículos aquí citados (o cualquier otro) ya sabrán que en el embrollo aparecieron, agregados con pegamento, Borges y Cortázar. Algo es algo, aunque bien se hubiera podido echar mano a unos cuantos más. Me la juego por Sarmiento y Roberto Arlt, entre otros.

Pero... ¿Y si estoy equivocado? ¿No se tratará de una nueva tendencia religiosa que no he sabido percibir? Después de todo el diccionario menciona a imágenes religiosas y hasta tablas bizantinas. Bizancio... Iconos... Iconoclastas... mmm...

En el Segundo Concilio de Nicea, en presencia del emperador Constantino IV y su madre, la emperatriz Irene, los máximos representantes de la Iglesia de Roma (a la sazón enviados por el emperador Adriano I y sabiamente guiados por Tarasio, patriarca de Constantinopla), concluyeron en que los iconoclastas eran una manga de herejes. "Quien osase pensar o enseñar de otro modo, o, siguiendo a los impíos herejes, violase las tradiciones de la iglesia o inventase novedades o rechazase algo de lo que ha sido confiado a la iglesia, como el Evangelio, la representación de la cruz, las imágenes pintadas o las santas reliquias de los mártires; quien pensase subvertir con astutos embrollos cualquiera de las legítimas tradiciones de la iglesia universal; o quien usase para usos profanos los vasos sagrados o los venerables monasterios, nosotros decretamos que, si es obispo o clérigo, sea depuesto, si es monje o laico sea excluido de la comunión." Y esto no es nada. "Si alguno no honra estas imágenes, [hechas] en el nombre del Señor o de sus santos, sea anatema."

Mejor no sigo, a ver si la emperatriz Cristina y sus santos apóstoles me anatemizan...

5/9/08

Reflexiones de un viernes a la tarde (II)

Se llama Patricia y debe tener 15 o 16 años. Callada, aparentemente tímida. ¿Debería decir coherente con el mandato genético, que ordena callar a quienes tienen sus raíces en tierras del que alguna vez fue el Imperio Inca?
Soy su profe. También lo he sido de Rosa, su hermana. Conozco a su padre, aunque él no lo sabe. Es albañil y se rompe el lomo todos los días, bajo cualquier condición climática, para sostener a su familia.
Hace una semana -lo relaté- en una suerte de ataque de furia convertí mi clase de construcciones en un debate sobre el pasado reciente de nuestro país. Hablamos de historia, sostuvimos la importancia de conocer y ponderar equilibradamente los hechos del pasado. Discutimos sobre si esto era o no importante. Hubo diversas ponencias.
Gabriela sostuvo que a ella la importaba el presente y su futuro. Para ella el pasado no existe o, mejor dicho, no importa.
Aixa, le espetó: "No entendés, si tu vieja se quedó embarazada a los 15 y eso fué un problema para ella y para vos, no vas a ser tan boluda de hacer lo mismo. Sirve ver que pasó antes para no hacer lo mismo ahora." Aixa, debo contarlo, es una niña que habitualmente suele ser concreta y clara. Diría que contundente. Posiblemente sea una buena técnica, si le dan la oportunidad de serlo.
En el tole tole del debate conté sobre la Ley de Medicamentos, en tiempos del Dr. Illía. Hablamos de la efredina y el narcotráfico. También de La Calera, de Vandor, del tarado de Onganía y la Noche de los Bastones Largos. Hablamos sobre la libertad y su valor.
Franco apoyó la idea de que no se puede ser libre si se escamotea el conocimiento. "Si no te sabés las cosas y estás en bolas, te van a embromar", le dijo a Yonathan que estaba navegando por alguna galaxia que desconocemos, razón por la cual en dos o tres años nos enteraremos de sus conclusiones al respecto. Por ahí andaban Romina, Erik y Natalio. No se terminaban de decidir. ¿Sabemos o no sabemos? ¿Nos enseñan o no nos enseñan? Hamlet es un poroto.
En fin, hablamos. Uno sólo sabe hablar. Y nada más. Uno no sabe nada de nada. ¿Hablar? Estela dice que peroro. Creo que debe tener razón.
Patricia -la sigo, suelo estar pendiente, lo merece- callaba y escuchaba, siempre atenta y compuesta. ¿Digna?
Pasó una semana. En medio hubo dos encuentros hasta el de hoy, el último de la semana. Seguimos con nuestros temas técnicos, que es por lo que el Estado me paga. Lo de tratar de educar, lo hago gratis. Es mi vocación, aunque falle.
Tocó el timbre, terminó la clase, era el mediodía y todos nos arrojamos por la escalera hacia la puerta de salida. Fin de la semana. Patricia se arrimó, mientras bajábamos y me dijo: "Profe, usted tiene razón." Yo, que suelo ser jodón, le dije que lo dudaba, toda vez que normalmente estaba equivocado y, encima, ahora me había convertido en un viejo senil. "¿Y en qué tengo razón, m'hija", pregunté.
"Si no conocemos nuestro pasado va a ser muy dificil que podamos hacer un futuro". Fueron sus palabras. Luego, muy educada y compuesta, me deseó un buen fin de semana y siguió de largo, rumbo a su rutina cotidiana.
Patricia es callada. Desciende del Reino de Sol. Las circunstancias hacen que las cosas le cuesten un esfuerzo adicional. Ella se toma sus tiempos, es reflexiva.
Patricia está ejecutando el acto más sublime que puede realizar un ser humano. Lavanta las paredes de su edificio, ladrillo a ladrillo, pacientemente.
Son las Patricias las que me hacen seguir.

4/9/08

Del dicho al hecho...

"Desde la devaluación, tanto Eduardo Duhalde como los Kirchner pagaron más de lo que recibieron de los organismos multilaterales. A pesar de las encendidas críticas a estas instituciones, entre Néstor y Cristina desembolsaron en términos netos 17.421 millones al FMI, 2.898 al BID y 5.024 al Banco Mundial."
Este es el párrafo final de un artículo publicado en Crítica Digital, ayer (ver artículo completo).
Ahora, según anunció Cristina Fernández, el Estado Argentino procederá a cancelar unos 6.700 millones de dólares al Club de París, utilizando alrededor del 14% de las reservas del Banco Central que, al parecer, son de libre disponibilidad.
La pregunta está cantada: ¿qué significa esto de la libre disponibilidad? O, mejor aún, ¿Cristina puede "libredisponer" cuando se le antoje, así nomás, de un decretazo? No estoy para estos debates, que como cualquiera imaginará, durarán mucho tiempo. Sin embargo hay algunas cosillas que causan cierto escozor, por caso que el Ministro de Economía y el Presidente del Banco Central (nada menos) se hayan enterado de la "movida" unas pocas horas antes del anuncio presidencial. O los dichos de Cristina quien afirmó que “...esta deuda además debe ser una de las más genuinas”, olvidando que al menos la mitad de la suma a pagar ha sido contraida por la Dictadura Militar vaya uno a saber en qué tipo de negocios.
Eso sí, no vi los pañuelos blancos de doña Hebe en el acto celebrado al ralizarse este anuncio. Ella va a los otros actos, los nacionales y populares, tan caros a los sentimientos de la pareja presidencial, sobre todo cuando caen desde el cielo, al terminar, miles de papelitos celestes y blancos.
Porque, ya se sabe, en el vasto ocáno de la Patria Subsidiada, no sólo mojan los beneficiarios del Plan Jaime. Hay espacio para todos... los amigos.
Algo hace ruido en mi mente. No cierra, por así decirlo. ¿Por qué esta política del "plumazo" pseudo capanguera? ¿Será que ya no podemos aspirar a otra cosa?

2/9/08

¿Iconos o ídolos? (versión 1)

La representación del país en Francfort Sebreli critica con dureza a cuatro íconos que eligió el Gobierno

Habla de Maradona, Gardel, Eva y el Che

lanacion.com | Cultura | Domingo 31 de agosto de 2008