7/9/08

¿Iconos o ídolos? (versión 2)

Hace unos días incluí en este espacio el vínculo para acceder a un reportaje realizado por el diario La Nación, de Buenos Aires, a Juan José Sebrelli. En él, el intelectual se manifestó su crítica a la decisión oficial de proponer a Carlos Gardel, Eva Duarte, Ernesto Guevara y Diego Maradona como íconos argentinos en la Feria Internacional del Libro de Frunkfurt de 2010, en la que nuestro país será "invitado de honor". Esta invitación, si no me equivoco, se formalizó hacia 2006, tal como da cuenta el diario Clarín, de Buenos Aires, en su edición del 29 de noviembre de ese año.

Confieso mi ignorancia sobre el tema y es muy poco lo que conozco respecto de esta feria internacional que, al parecer, es una de las más importantes que se realizan y se caracteriza por concentrar un alto porcentaje de transacciones relacionadas con la industria editorial, especialmente en lo que se refiere a la cesión y/o negociación de derechos de autor, traducción y publicación en otros idiomas de la obra literaria que se produce aquí y acullá, etc. O sea: parece ser una feria específica, de escritores, editores y demás actores de este costado de la producción cultural. En la página Web de la Cámara Argentina del Libro se puede leer lo siguiente: "Es la feria más antigua y una de las Ferias Internacionales del Libro más importantes del mundo, en la que más de 6000 expositores muestran a sus pares de todo el mundo su nueva producción, ofrecen y compran derechos. En el stand de la Cámara Argentina del Libro participa un promedio de 32 empresas con 583 títulos."

Hace no mucho, haciendo zapping con el control remoto de la T.V., buscando algún programa aceptable, me encuentro de sopetón con el énfasis y la decidida convicción de quien fue mi profesor de literatura -allá lejos y en el tiempo, aquellos de la escuela secundaria- Pedro Barcia, hoy Presidente de la Academia Argentina de Letras. Confieso que, por un momento, recordé los comentarios -en particular el tono de voz empleado- del "profe" cuando osábamos confesar que no habíamos leido, por caso, Las Ruinas Circulares o la poesía negra de Guillén, Hughes o Jorge Lima. En tales circunstancias, terribles por cierto, debíamos someternos a los rayos y centellas que emanaban de los ojos de Barcia. No era fácil el asunto.

Volviendo al presente, pude escuchar el mismo tono de voz y observar los mismos ojos (por lo de los rayos y centellas) mientras el Dr. Barcia manifestaba contundentemente su crítica a la decisión oficial que comento mientras, ya que estaba, se mandaba una mini clase respecto del significado y etimología de las palabras "icono o ícono" e "ídolo".

Como se podrán imaginar, no pude menos que escarbar un poco para ver qué era todo este lío. Parece que no sólo Sebrelli o Barcia piensan lo que han expresado claramente. Son varios los medios de prensa que recogieron la contraversia desatada a partir de la dicisión del Gobierno Nacional (la de los íconos que, en la visión oficial, nos reflejarían a los argentinos en el contexto de una feria literaria de alcance mundial). Rescato un par de artículos, uno de ellos publicado por el diario La Capital, de Rosario; el otro, ha sido publicado por La Gaceta, de Tucumán.

A estas alturas no podemos pasar por alto la condición de ídolos populares, con mayor o menor aceptación, del Zorzal Criollo, Evita, El Che o Diego. Muy distintos entre ellos y diferentes a otros que el pueblo también supo acoger en su seno, tienen su lugar ganado en el sentimiento popular. Luego, gozarán o no del aprecio de cada uno de nosotros. No creo que este sea el meollo del tema. Ellos son ídolos, esto es "personas o cosas amadas o admiradas con exaltación", según reza en el Diccionario de la Real Academia. Si nos metiéramos en los complejos terrenos de las creencias religiosas, podríamos decir también que se trataría de "imágenes de deidades con objeto de culto". Prefiero quedarme con la primera de estas definiciones ya que, si bien los argentinos estamos de la chaveta, no creo muy serio asignar poderes religiosos a los citados personajes.

Luego, continuando con la electrizante lectura del diccionario, encontramos que un ícono (o icono), es:

1. m. Representación religiosa de pincel o relieve, usada en las iglesias cristianas orientales.

2. m. Tabla pintada con técnica bizantina.

3. m. Signo que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado; p. ej., las señales de cruce, badén o curva en las carreteras.

4. m. Inform. Representación gráfica esquemática utilizada para identificar funciones o programas.

Dejamos de lado los aspectos religiosos y supongo que nadie en su sano juicio asociará al Che o Maradona con una PC. Ergo, y más allá del ejemplo que nos brinda la Real Academia, yo creo que deberíamos entender que un icono es un signo (¿imagen?) que mantiene una relación de semejanza con el objeto representado. ¿Cuál sería este objeto? Buena pregunta ¿no les parece? ¿El Pueblo Argentino, la Argentina toda o su Literatura? Hay más preguntas. ¿Nos representan cabalmente el Morocho del Abasto, Evita, el Che y Maradona?

Si han leido algunos de los artículos aquí citados (o cualquier otro) ya sabrán que en el embrollo aparecieron, agregados con pegamento, Borges y Cortázar. Algo es algo, aunque bien se hubiera podido echar mano a unos cuantos más. Me la juego por Sarmiento y Roberto Arlt, entre otros.

Pero... ¿Y si estoy equivocado? ¿No se tratará de una nueva tendencia religiosa que no he sabido percibir? Después de todo el diccionario menciona a imágenes religiosas y hasta tablas bizantinas. Bizancio... Iconos... Iconoclastas... mmm...

En el Segundo Concilio de Nicea, en presencia del emperador Constantino IV y su madre, la emperatriz Irene, los máximos representantes de la Iglesia de Roma (a la sazón enviados por el emperador Adriano I y sabiamente guiados por Tarasio, patriarca de Constantinopla), concluyeron en que los iconoclastas eran una manga de herejes. "Quien osase pensar o enseñar de otro modo, o, siguiendo a los impíos herejes, violase las tradiciones de la iglesia o inventase novedades o rechazase algo de lo que ha sido confiado a la iglesia, como el Evangelio, la representación de la cruz, las imágenes pintadas o las santas reliquias de los mártires; quien pensase subvertir con astutos embrollos cualquiera de las legítimas tradiciones de la iglesia universal; o quien usase para usos profanos los vasos sagrados o los venerables monasterios, nosotros decretamos que, si es obispo o clérigo, sea depuesto, si es monje o laico sea excluido de la comunión." Y esto no es nada. "Si alguno no honra estas imágenes, [hechas] en el nombre del Señor o de sus santos, sea anatema."

Mejor no sigo, a ver si la emperatriz Cristina y sus santos apóstoles me anatemizan...

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