13/5/10

El Diecinueve

El siglo XVIII, con la ilustración a cuestas, se caracterizó por una indiscutible vuelta hacia lo terrenal, el pragmatismo y lo realizable. Filósofos, reformistas sociales, científicos, literatos y artistas, con la fe puesta en la fuerza de la razón para comprender y examinar a fondo el mundo, asumiendo además una conducta crítica en contra de las autoridades tradicionales (sobre todo contra el clero y la nobleza) surgida de esa nueva concepción, prepararon desde mediados de siglo el camino político que alcanzaría su punto álgido en 1789 con la Revolución Francesa. Es aquí donde tenemos que identificar el comienzo del proceso de crisis cultural en occidente ocurrida durante el siglo XIX, o en todo caso, de revisión de los valores que predominaron en siglos anteriores, a partir de la síntesis que caracteriza al Renacimiento.

A modo de ejemplo enumero algunos sucesos significativos de la historia, que dan idea de la magnitud del cambio cultural que pretendemos comentar. Entre 1760 y 1804, entre otras cosas, James Watt inventa la máquina de vapor, que dispara el proceso tecnológico de la llamada Revolución Industrial; se edita la Encyclopedia Britannica; es fijada la frontera sur de Canadá; se declara la independencia de América del Norte; arriban a Australia los primeros criminales colonos remitidos allí por las autoridades inglesas; Immanuel Kant publica su “Critica de la razón pura”; Washington es nombrado el primer presidente de los EE.UU; estalla la ya citada Revolución Francesa; son ejecutados Luis XVI y María Antonieta y rige el régimen de terror de Robespierre y Danton; Mozart compone “La flauta mágica”, inspirado en la masonería; Francia establece las bodas civiles y se declara república, decretando el sistema de elección por clases; por primera vez se realiza la vacunación contra la viruela (lo hace el médico inglés Edward Jenner); se desarrolla la litografía, una nueva técnica de representación gráfica (lo hace Alois Senefelder); Napoleón Bonaparte se proclama y corona Emperador de Francia, donde se promulga el Código Civil. (1)

En términos de expresión artística el mundo que precedió inmediatamente a semejante punto de inflexión, había perdido la vitalidad y el conmovedor dramatismo del Barroco. Todo era más banal, a veces hasta libertino y, en rigor de verdad, importaba más el deleite íntimo y privado de los pequeños palacios de ciudad, a los cuales era necesario ambientar, que la fuerte impronta del arte representativo del absolutismo. De lo heroico se avanzó hacia lo sentimental, decorativo y privado, con un concepto más ocupado en la composición, la brillantez del colorido, la sensualidad y materialidad, cayendo muchas veces, en la exageración, si no en la fantasía. (2)


Aparecen, entonces, nuevas expresiones que toman la bandera de la ilustración. La sencillez y el objetivismo encontraron eco en autores tales como Jean Baptiste Siméon Chardin, quien abrió los ojos a la vida que se desarrollaba más allá de la despreocupación y el frívolo divertimento de la aristocracia, a través de obras sosegadas, en las que se nota la influencia de la pintura holandesa, muchas veces ocupada en presentar la modestia y la sencillez. Con la misma intención ilustradora el inglés Willam Hogarth censuró determinadas situaciones inmorales de la sociedad (3) y autores como Thomas Gainsborough o Sir Joshua Reynolds se enfrentan tanto a las concepciones artísticas devenidas del barroco, como a las tendencias ornamentales del momento, a las que consideraban degeneradas y vacías de contenido. Para ello buscaron un arte que pusiera de manifiesto los verdaderos sentimientos. Tanto eran válidos para ello los ideales clásicos de la antigüedad (Reynolds) como la expresión intuitiva, subordinada a la propia mirada y emoción (Gainsborogh).


La pintura de Joseph Wright of Derby (4) El experimento con la bomba de aire (para ver mejor clic aquí) puede definirse, en mi opinión, como un programa de esta ideología: no se trata de una simple representación pictórica. Es un documento que pone de manifiesto el nuevo interés mental e intelectual que desata el comienzo de la Revolución Industrial, cuyos inicios en la Inglaterra en la que también vivió Wright, se hicieron claramente visibles con la construcción de las primeras fábricas. Este cuadro refleja la transformación en el modo de pensar de toda una época.

Wright, considerado un maestro menor, produjo esta obra magistral, combinando virtuosismo técnico, placer visual y un alto nivel intelectual. En ella vemos un conjunto de personas reunidas en torno a un nuevo mago: el científico; sus cabellos sueltos y la larga túnica le dan cierto aire de hechicero. En esos tiempos era bastante común que los científicos visitaran casas de particulares para entretener las veladas e instruir a las familias que gozaban de ciertos recursos. Este personaje nos observa directamente, con mirada inquisidora, preguntando: “¿Abro la válvula para que entre el aire o dejo morir al pájaro? La decisión es suya.” El experimento en sí no es otro que demostrar que al extraerse el aire de la campana de cristal, se produce el vacío. Al desaparecer el oxígeno, el pájaro muere. Puede parecer un experimento trivial u obvio. Sin embargo recuerdo, para ponernos en contexto, que el oxígeno se identificó debidamente hacia 1770.

Las personas que asisten a la demostración del científico reaccionan de distinto modo. La pareja de enamorados no presta atención a lo que ocurre, ensimismada en la fascinación del enamoramiento, aspecto que en nada ha cambiado con el paso del tiempo: los tórtolos han sido, fueron y serán precisamente eso, tórtolos. A su lado, un observador pone toda su atención en el experimento, mientras controla el tiempo con un cronómetro, junto a él un muchacho fuerza su postura para poder observar mejor lo que ocurre.

A la izquierda dos hermanas se debaten entre la curiosidad y la pena. El hombre que las cobija, posiblemente su padre, consuela a la que llora y explica en qué consiste el experimento, manifestando amor y una actitud didáctica. En el extremo de la mesa, el filósofo encarnado en un hombre de mayor edad, sopesa las consecuencias de los nuevos saberes y recuerda que la ciencia puede servir tanto para el bien como el mal. Atrás, un muchacho manipula la jaula del pájaro, dudando: si el pájaro vive volverá a la jaula, pero si esto no es así, ella ya no será necesaria. Daría la impresión que este jovencito es pragmático, atiende aspectos de índole práctica más allá de las cuestiones científicas.

La principal fuente de luz es una vela oculta detrás de un frasco de cristal. Su imagen deformada se puede ver a la izquierda del frasco, como una sombra. El efecto logrado por el artista con esta fuente de luz es admirable, aunque esta vela no sólo está allí por esta razón, también es un símbolo inequívoco que recuerda la finitud y fugacidad de la vida. Luego, podemos observar a través de la ventana la luz de la luna, posible referencia a la Sociedad Lunar, radicada en las Midlands inglesas, cuna de la Revolución Industrial. La sociedad celebraba sus sesiones con luna llena, para que los participantes pudieran regresar a sus casas bajo un manto de luz que facilitara el traslado.

Completan la escena instrumentos científicos dispuestos sobre la mesa como si se tratase de una naturaleza muerta. Entre estos instrumentos se incluye un par de esferas Magdeburg, que demuestran la fuerza del empuje del aire exterior frente al vacío ya que, al colocarlas juntas y extraerles el aire por bombeo, no es posible separarlas. Tanto los objetos citados, como el frasco de cristal que oculta a la vela, no impiden un cierto espacio libre, de modo tal que la escena se presente despejada, invitando al espectador a participar.

Cualquier desprevenido podría confundirse y ubicar esta obra dentro del barroco. La luz, la composición de la escena, la sensación de movimiento, la actitud del científico que nos está mirando a los ojos… Sin embargo la pintura está muy lejos de la concepción barroca, más allá de los recursos técnicos puestos en juego. Todo artista con pretensiones pretende producir gran arte, es decir arte intelectual o moralmente serio en intención y contenido. Hasta el siglo XIX este propósito implicaba extraer temas de la historia antigua y de la Biblia, ya que los paisajes, bodegones o la pintura de género se consideraban meramente decorativas. Cuando hacia finales del siglo el paisaje estaba en su apogeo (recordar a los naturalistas, impresionistas y post impresionistas), la jerarquía citada se había transformado radicalmente y es allí cuando se entiende que Wright había llevado el arte serio a terrenos inexplotados, creando para el gran arte temas modernos, absolutamente nuevos y diferentes.

(1) Hoy, hablar de un Código Civil en cualquier sociedad organizada es tan natural como la lluvia. Deseo hacer notar el significativo cambio que implica que (desde los lejanos tiempos de Roma) se consagre nada menos que un Código Civil que pone en mano del Estado cuestiones trascendentes como el matrimonio o el registro del nacimiento o fallecimiento de las personas, por encima de los parámetros de los credos religiosos.
(2)La imagen reproduce el cuadro "La declaración de amor" de Jean-Honoré Fragonard, uno de los mejores exponentes de la pintura Rococó.
(3)Ver “El Contrato Matrimonial”, National Gallery, Londres.
(4) Se lo llamó así por ser Derby su pueblo natal, donde realizó la totalidad de sus cuadros.


2 comentarios:

Palabras como nubes dijo...

Interesantísimo!! Por lo menos para mí, que soy neófita absoluta en la materia y me sirvo de tus conocimientos como "enseñante".
Realmente el cuadro de la bomba expresa una transformación, es impresionante la variedad de gestos, la nena que no quiere mirar hacia allí -mira hacia arriba- la otra que se tapa los ojos y es ¿consolada? por un adulto, la pareja que parece no estar en ese lugar... Son los que yo pude apreciar y a los que les presté más atención.

Buenísmos los datos anteriores, para recopilarlos.

Un posteo del que me voy satisfecha y con mayores conocimientos, esto es entonces un GRACIAS con mayúscula.

Abrazo
Jeve.

Pd: el científico, personificado como un mago, me lleva un tiempo atrás, donde todavía tenían la idea de la alquimia.

ars dijo...

Gracias. Sos muy generosa.