
Ya que estamos paso el link de la citada guía, que está bastante buena y, si se quieren dar una vueltita por el país de las valkirias (cosa que vale la pena), no está de más la información.
Volviendo a la obra de Libeskin, en verdad notable, quisiera mostrar algo más (sorry, Roberto, pero en el catálogo hay también otras fotos aunque queda claro que vos sos lo más) de este lugar que -confieso- me conmocionó cuando tuve la oportunidad de tomar contacto con él. Es que no se trata de un edificio, es una gigantesca escultura alegórica que en cada detalle, cada rincón, nos habla de la historia de una cultura, de tragedias, aciertos y errores y, lo más fuerte, de las ausencias. O mejor dicho, del espacio vacío que la ausencia provoca. Y todo eso, expresado con una arquitectura que se adelanta al menos una década, o más, a lo que luego se terminó viniendo.


Pero, amigos, hay dos cosas la obra de Libeskin que aquí someramente comento que no puedo dejar de mencionar, gracias a las fotos de mi amigo Roberto, que actuaron como "disparador" en mi memoria.
La primera de ellas es el acceso o el modo de acceder al edificio. Se lo hace por una extensa y muy definida escalera que cuesta esfuerzo ascender. En realidad uno "entra" al edificio en su nivel más alto y luego, lo recorre descendentemente. Esta escalera recta y dificultosa se refiere a las dificultades que, a lo largo de la historia, la cultura judía debió afrontar. Así y todo, llegó a sus metas y, como sabemos, en ello están y en ello insisten.
Finalmente para mí lo más contundente. Hay en el desarrollo del edificio algunos puntos o sectores que son lisa y llanamente una caja vacía, negra, ciega. Es la ausencia, el vacío. Estos sitios no son accesibles, sólo están. A excepción de uno. En él, nos encontramos en medio de la oscuridad y silencio absolutos, encerrados tras una puerta blindada que recuerda la de los hornos crematorios de los campos de concentración. No hay nada, nada de nada, a excepción de un mínimo vano en lo más alto que arroja un haz de luz desde el exterior: allí está la ausencia y se nos señala la esperanza. Juro que en ese sitio lloré.
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