
Allí están los miembros de una familia que poco tiene que ver con mis raíces, en un jardín, luego un andurrial, ya muertos los muertos. Habrán visto –supongo- las fotografías de anteriores artículos.
También se presentan los jóvenes de ayer. Ellos tampoco están. Apenas estamos los que ya no somos jóvenes y pretendemos contar la historia de otros pensando en la propia. Toda una parábola. Y si no lo es me importa un pito. En algún momento esto significó algo en mi vida. Hoy solo son recuerdos refritados en este minúsculo espacio. Adolescencias tardías diría mi abuela Francisca, a quien le debo mi satisfactorio nombre y nunca pude conocer.
Sin embargo es posible que alguien encuentre aquí una grata referencia. Con uno basta, todo habrá tenido sentido. Soy conformista.
3 comentarios:
A mí me pasa que cuando miro este tipo de fotos viejas y familiares, en algún instante se me arremolinan propios recuerdos.
Respecto de la historia de otros que uno cuenta pensando en la propia... Y por qué no? Y parábola, además, bien dicho.
Jeve.
Gracias
Estoy totalmente de acuerdo con Jeve. Además, disfruto mucho de cada entrega.
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