31/3/10

"... y no hubo sangre en la Argentina"


Hace un año falleció Raúl Ricardo Alfonsín. Siendo decididamente un admirador de este hombre, no pude expresar palabra alguna en este, mi pequeño espacio. No pude.

Esta tarde asistí a un pequeño acto conmemorativo que realizó la Juventud Radical de Ushuaia en el sitio en el que ya siendo Presidente de la Nación, Alfonsín plantó un árbol en el contexto de los festejos relacionados con el centenario de la fundación de esta ciudad, en octubre de 1984.

Mientras transcurría este acto, humilde pero muy emotivo, observaba el edificio en donde funcionó la primera Legislatura de Tierra del Fuego, a partir del 10 de diciembre de 1983. Mientras lo hacía, recordaba la vigilia que muchos (y no sólo radicales) vivimos cuando el alzamiento militar carapintada encabezado por el Sr. Aldo Rico. Recordaba también que no éramos pocos quienes estábamos dispuestos a lo que se viniese con tal de defender el sistema democrático. Recordé, finalmente que como en otras tantas oportunidades, Raúl Alfonsín nos dió una lección a todos. Sí, así fue, porque la casa estaba en orden y no hubo sangre en la Argentina. Esas fueron sus palabras que, artera y artificialmente fueron por años tergiversadas. Repito, "...y no hubo sangre en la Argentina".

Lo que sí hubo fue juicio a los responsables del ERP y Montoneros, así como a los jerarcas militares que condujeron la sangrienta dictadura militar instalada en 1976. Y hubo un Nunca Más, el extraordinario trabajo que llevaron adelante hombres y mujeres de bien en el contexto de la CONADEP, presidida por otro gran argentino, Ernesto Sábato.


Mientras regresaba a casa, repiqueteaba en mi cabeza aquel "rezo laico", el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional, reiterado insistentemente por Raúl Alfonsín, proponiendo una nueva sociedad, otro país, donde se pudiera "...constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino."

Supo decir Perón que "el Pueblo no se equivoca". No se equivocó el Pueblo Argentino al acompañar masivamente a este estadista a su última morada.


Nota: las fotografías que ilustran este post han sido tomadas de la edición del día de la fecha del Diario Clarín, de la ciudad de Buenos Aires.

28/3/10

La Sala Intima (X)

Sabedor de los pormenores, Rotgen decidió callar. La casa, nuevamente ensamblada, partiría hacia Argentina portando sus secretos. Quizá en ese lugar inhóspito donde sería erigida nuevamente, las historias de su último dueño caníbal y el pequeño “problema” con el brasero quedaran para siempre olvidadas, eran, dentro de todo, minucias, el verdadero misterio que encerraban sus maderas tenía una significancia superior. Tan lejos, con otra lengua, otras costumbres… Nadie se daría cuenta, y, si esto sucedía, él estaría del otro lado del Atlántico, ocupado en asuntos más importantes.
Lo que Rotgen no imaginó jamás fue que lo designaran al mismo destino.

© Jeve
Palabras como nubes

27/3/10

La Sala Intima (IX)

Rotgen , especialista en investigaciones complejas, integraba el servicio secreto de su país. Si había alguien capaz de dilucidar el misterio era precisamente él. Pero -siempre lo hay- Rotgen formaba parte del asunto. Cuestión inesperada y contradictoria.

Uno, relator desinformado y a la distancia, no puede acceder fácilmente al fondo de los hechos. Sólo es un relator, diríamos un ser accesorio, aunque las contradicciones del personaje, sus pensamientos, sus actos posteriores, atrapan el interés de cualquiera. ¿Qué historia debería ser contada? ¿Cuál la aceptada? Suele haber varias historias de una misma historia. Posiblemente nunca sepamos la nuestra, aunque merecemos conocerla.

PD: A los amigos/as que se han "prendido" en este juego les digo que esto que acabo de publicar es más o menos lo mismo que decir que el jugador de fútbol está "pisando la pelota". Estamos pensando la próxima jugada.

24/3/10

Dos (una historia por entregas) 2.0

Don Mallón (aymara occidentalizado por la historia, hombre pragmático por cierto, eterna gorra con visera en su testa, camioneta Ford F-100 roja, modelo nosecuantos que todavía conduce), no dejó de mostrar su asombro frente a las consignas que este sujeto le transmitía. “Como diga Arquitecto”, media vuelta, meneo de cabeza… “El pibe enloqueció…”
Pero él, su cuadrilla, moderados y pacientes como todo americano que reconoce raíces que vienen de muy lejos, hacían lo solicitado. Es que para Don Mallón & Cía. lo que estaban haciendo no tenía el menor valor, a excepción de su interesante salario, en este caso doble ya que no demolíamos, sino desarmábamos.

¿Patrimonio? ¿De quién o quiénes? Se puede saber qué le podría importar a un nativo del Altiplano transportado a Ushuaia por fuerza de la necesidad una casa en ruinas de madera que, se suponía, había venido del norte de Europa a estos confines australes. Y, en mi caso, a un hijo de españoles, nacido y criado en las calles de Quilmes, por más arquitecto que fuese.

No me digan que la situación no deja de ser interesante. Para mí lo fue y lo sigue siendo, toda vez que –con los años- he seguido profundizando en este asunto del patrimonio. Hay que saber observar y escuchar. ¿Qué sería o vendría a ser esto de la identidad cultural? Pregunta que los habitantes de Ushuaia deberíamos hacernos más a menudo.

En el embrollo estábamos cuando se nos presentó un tema difícil de resolver: la “torre” o como la bauticé en su momento, el cucurucho.

08:00 A.M. Mallón dice: Mire, Arquitecto, a eso no le podemos dar; va a salir mal.
08:05 A.M. Yo respondo: Mallón, no embrome, ya desarmamos la casa entera, no se me achique.
08:07 A.M. Mallón dice: No Arquitecto, la torre no. Está alta, no tenemos andamios y me parece que si la desarmamos usted no la arma más. Acoto: Mallón sería aymara, pero no sonso, en el fondo comprendía de qué se trataba todo esto o, en todo caso, en el lío que se estaba metiendo su "Arquitecto". Supongo que me quería vivo, con vista a futuras lides.
08:10 A.M. Digo (hacía varios días que pensaba en el asunto y tenía mis severas dudas): Tiene razón, Don Mallón. ¿Qué hacemos?
08:12 A.M. Mallón dice: Traiga una grúa.
08:13 A.M. Pregunto: ¿Grúa?
08:14 A.M. Mallón contesta: Sí.
08:15 A.M. Replico: ¿Se puede saber de dónde carajos saco yo una grúa?
08:16 A.M. Mallón informa: El “Gallego” acaba de traer una para el puerto.
08:17 A.M. Respondo. ¿No me diga? ¿El Gallego?
08:18 A.M. Mallón ratifica: Sí, Arquitecto.
08:22 A.M. Pienso dos minutos y digo: Mallón, que la gente se vaya a su casa. Ordene el predio, limpiemos. Vamos a ver este asunto de la grúa.
08:23 A.M. Mallón (lo infiero) habrá respirado tranquilo. Por ahí llegó a pensar “este está loco pero no tanto”. O no, seguramente siguió convencido que “el Arquitecto” no estaba en sus cabales. Pero él y sus adláteres cobraban en término. Suficiente argumento, supongo, para seguir el juego.

Los “muchachos” limpiaron y pusieron orden (detesto las obras desordenadas, aclaro, es una deformación profesional, casi una obsesión), y partieron a sus casas satisfechos. Cobrarían su salario y ellos se concentrarían en un buen cordero acompañado con papas hervidas, a la boliviana. Fiesta.

Efectivamente había una nueva grúa en Ushuaia. El problema era que no la podíamos pagar. No estaba contemplado este gasto en el presupuesto. Todo un problema. No olvidemos que, si bien se trataba de los inicios de la aventura, esto ya se había convertido en una obra pública y como toda obra de esta naturaleza, estaba sujeta a normas que es imposible no contemplar, si es que se aspira a cumplir con la Ley.

Conclusión: había que convencer al Gallego de la necesidad de hacer un aporte trascendente a la historia de la ciudad. No fue sencillo, admito que cuando le fuimos con el problema lo primero que hizo fue soltar una sonora carcajada. Pero, amigos, la teoría del paso a paso y las bondades de la dialéctica sirven. Al menos en este caso así fue.

Tuvimos la grúa, y sacamos al cucurucho intacto, indemne. Más tarde, trabajado y restaurado, lo pusimos en su sitio y, obviamente, con la misma grúa. Gracias Gallego, estés donde estés. Y gracias amigo Mallón, aunque no lo imagino recorriendo este blog. ¿O sí? vaya uno a saber...

Dos (una historia por entregas) 1.9

Allí estaba, entonces, el cuerpo herido de la casa, no muerto. A pesar del tiempo, los cambios, el maltrato, ella seguía viva aunque no eran pocos los dispuestos a firmar su certificado de defunción. El punto no era otro que encontrar la terapia adecuada. El problema era, en primer lugar, la falta de recursos y, luego, la escasa información disponible. Sin embargo no faltaban el sentido común (o como suelo definir en mis clases, la teoría del paso a paso), las ganas y, sobre todo la fe. Quienes nos involucramos en esto creímos en el proyecto.

La arquitectura “de chapa y madera” que caracteriza a la región de la Patagonia Austral (incluyendo la que todavía podemos disfrutar en la República de Chile), no es compleja. Nunca podría serlo, toda vez que su esencia no es otra que resolver el hábitat del modo más práctico y sencillo posible, apelando a materiales fáciles de ser trabajados y, sobre todo, de ser transportados. No olvidemos que estos lares no están muy cercanos que digamos a los centros de fabricación y distribución de materiales aptos para la construcción. No sé si lo he dicho por ahí, pero a nadie en su sano juicio se le ocurriría enviar un barco cargado de ladrillos, aunque sí de chapas, molduras, ventanas, puertas, papeles y telas para revestir muros, etc. Es una cara más de lo que algunos definen como “Arquitectura de Ultramar”.


Estos materiales, justamente por ser “livianos” requieren de cuidado y mantenimiento para no degradarse. Luego, en cuanto a la madera, material orgánico (y ancestral, convengamos) es obvio que los cuidados deben extremarse. Pero también presentan una particular ventaja: no es tan complejo proceder al reemplazo de aquellos elementos que se deterioren, en particular si hay –repito el concepto- un mantenimiento adecuado en el tiempo. En nuestro caso este aspecto hacía rato que no había sido atendido y es así que nuestra casa mostraba heridas de extrema gravedad. Pero no había muerto, insisto, y perfectamente podíamos afrontar el asunto.

En mis tiempos de estudiante las circunstancias me pusieron frente a una investigación que me llenó de satisfacciones, en el contexto de la cátedra del Arq. Molina y Vedia, recordado profesor. El tema: la Arquitectura Ferroviaria. No es ningún secreto la historia de los ferrocarriles en nuestro país, como en la India, en países africanos o la mismísima Europa. No se asusten, que esto no es una clase de Historia de la Arquitectura, tranquilos queridos lectores. Sólo cito la experiencia para comentar (si bien ya casi ni trenes tenemos, sabemos lo ocurrido en la Argentina en las dos últimas décadas) que es muy sencillo detectar un conjunto de elementos y componentes de los distintos edificios que configuran el mundo "ferrocarrilero" que se replican y, eventualmente, son combinados de distintas formas a los fines de lograr distintos efectos, o resultados, incluyendo los estrictamente plásticos o, si nos animamos a decirlo, estéticos. ¿Sabían ustedes que la Estación Retiro del ex Ferrocarril Mitre (no conozco su actual denominación; en la actualidad el sólo hecho de acercarme a una estación de trenes me deprime; yo conocí otro mundo), es similar a una de las principales estaciones terminales de la actual República de la India? ¿Qué me cuentan?(1)

Frente a nuestra casa, sin laureles ni diplomas, sólo con las ganas y nuestra fe, apelamos al sentido común: ¿Por qué razón los suecos no iban a aplicar conceptos similares a -por ejemplo- los ingleses o alemanes, a la hora de diseñar, producir y comercializar cierto tipo de edificios destinados a ser erigidos en cualquier parte del mundo? Pura Revolución Industrial, en particular a partir de la segunda mitad del siglo XIX en adelante, hasta que a Ford se le ocurrió lo de famosa “línea de montaje”. Por cierto, ahora que reviso esto y a la distancia, diría que uno hace mucho que viene ejerciendo descaradamente el arte de formular asociaciones ilícitas.

Sin embargo hay un aspecto que no podía ser pasado por alto: no vale “inferir” a la hora de la puesta en valor y/o rescate del patrimonio arquitectónico. No lo digo yo, sino La Carta de Venecia (1964) ICOMOS. Una cosa es asociar y otra ser un chanta.(2)

(1) No es una "amenaza", sino más bien una expresión de deseo. Un día de estos empiezo a despacharme con los trenes y, mejor aún, la infraestructura ferroviaria. Me encanta el tema.

(2) Chanta: "Informal, tramposo". Fuente El Portal del Tango.

23/3/10

Espanto y dictadura

Mañana, 24 de marzo, se "recuerda" la última irrupción militar en el sistema político argentino. El Proceso. No voy a emitir ningún juicio de valor al respecto. Simplemente me limito a manifestar públicamente que una dictadura, cualquiera que fuese su orientación ideológica, tiene los mismos efectos de un tsunami en el entretejido socio cultural de una Nación. No se lo deseo a nadie. También quiero manifestar que no comparto que el 24 de marzo sea "feriado". No creo que sea el mejor modo de reflexionar sobre la historia reciente. Es más, ni siquiera sé por que publico esto... O quizás sí: necesito pensar en el futuro.

22/3/10

Sugerencia

Jeve y Ruma sostienen, y muy bien, un blog que me encantó desde el instante en que supe de ellos. Son escribas y de los buenos.
Sugiero a los amigos de ars entrar a su espacio y, entre las tantas cosas buenas que allí podemos disfrutar, leer este relato.
Luego, por favor, observen las fotografías (y el sentido que a ellas dan sus autores) que allí se publican.

Memorias de Campo di Fiori

Roberto es un amigo, excelente arquitecto, gran fotógrafo (Ver). Lo conocí en 1999, justamente en el transcurrir de un seminario que él cita en el relato que a continuación podrás disfrutar, que publico haciéndole un poco de "trampa". Se suponía que yo ampliaría este relato, lo adherezaría. Lo que Roberto no sabía es que nunca tuve intención de hacerlo, toda vez que él cuenta una experiencia personal y nos deja una reflexión. Ahí vamos y ¡salud, amigo!

Recordando el otro día, viendo esas maravillosas fotos de Roma que me enviaron por Internet (1), particularmente Campo di Fiori, lugar donde en el pasado Abril de 1999, realizamos con un gran grupo de colegas, un Seminario de Restauro y Arquitectura, y allí concurríamos al mezzogiorno, durante el descanso de las charlas del Instituto, - a unos pasos del lugar -, a probar unos pannini, o unas pizzas, o unos panes con tomate, llamados Bruschettas, con la gente sentada tomándose un café, rodeada de los puestos con frutas, verduras, pescados, y demás objetos comprables.

Allí, en el centro del espacio, había una curiosa estatua con un Monje de pie en la misma, con su misteriosa capucha, y las Palomas de la Piazza posadas en la cabeza (ver las fotos anexas).

Por supuesto que tomé las fotos, componiendo con el Monje, las palomas, el entorno del Mercado abierto y el clima que se generaba allí, durante las mañanas, hasta el mediodía, luego la Plaza, cerrando el Mercado, quedaba desierta.

Al tiempo del retorno a Buenos Aires, luego de nuestro viaje, un día por televisión, reveo un film , que ya habìa visto allá por los ‘70 : “Giordano Bruno, el Monje Rebelde”, con el gran Gian María Volonté, Charlotte Rampling, etc., narrando la vida de ese personaje, hasta que al final, sorpresa, luego de largos juicios, la Santa Inquisición lo condena a morir en la Hoguera. ¿Dónde? En Campo di Fiori, esto ocurrió en Febrero del 1600, hace ya 410 años.

Luego de terminar el film, emocionado, corrí a buscar mis fotos, obtenidas de aquél personaje misterioso con las palomas en la testa, y ampliando una de ellas, se lee : “ A Bruno “. Debo confesar que solté lágrimas, ya que ignoraba que el pueblo de Roma, luego de esas épocas, evocara a aquél personaje, con un monumento en ese preciso lugar, que yo usé para encuadrar mis tomas de ese curioso ámbito, rodeado de humildes viviendas y comercios, y la importancia que habìa tenido para denunciar el oscurantismo y la violencia de aquellos tiempos, ya olvidado por todos actualmente, donde se condenaba a la “ Hoguera” a aquél que pensaba distinto a lo que la mayoría de la Cultura imperante. ¿Será como hoy?

© Roberto Gribnicow, arquitecto.
Argentine Gribni

(1) Roberto se refiere a un archivo power point (de los tantos que andan dando vueltas por Internet), que muestra muchas de las bellas callecitas, vícolos, piazzas, de Roma.

20/3/10

Esencias, orígenes ... me gusta.

El Miga es un ser sensible, mi amigo y además un buscador de perlas escondidas en las profundidades de mares peligrosos. Y encuentra. Luego, generoso, comparte. Me siento honrado de ser amigo del Miga. Da gusto compartir momentos con él... y los otros, de los que un día hablaré, permiso mediante.
Miren, escuchen, la perla que este fin de semana Miguel nos ha regalado. Siento la necesidad de compartir esto con los amigos de ars. Está bueno, muy bueno.
Andate a este sitio, restringido, de You Tube. No te vas a arrepentir. Bye.

12/3/10

La Sala Intima (VIII)

Treinta y cinco años sirviendo al Señor y esta noche, por fin, ella, Carlota, es la invitada especial para la Sala íntima. Desde las épocas de Salzburgo, pasando por Varsovia, y ahora en Ushuaia, Carlota fue la sierva que jamás se apartó del Señor. Como ama de llaves infinidad de veces ingresó a la Sala íntima construida especialmente en cada mansión. Tantas veces ella limpió la sangre en aquella habitación, huesos roídos hasta la desnudez, tantas veces había oído el pedido de piedad del invitado. Ahora ella será el plato principal, arrojada sobre la mesa, esperando los dientes del caníbal.

© Ruma
palabras como nubes

11/3/10

Lionel Hampton

Una "musiquita", para descontraerse. Puro jazz.

Dos (una historia por entregas) 1.8

Imágenes del pasado. Aquí muestro imágenes de una historia que no es la mía. Pasado que en su momento los herederos del mismo no valoraron -hay excepciones, Zulema, por ejemplo- en su justa medida. Resalto, aclaro, que esto no es más que una opinión personal, subjetiva por cierto. Ustedes saben que una cosa es el hecho o la obra. Muy otra la percepción que cada uno de nosotros, sujetos irrepetibles y parciales tenemos de la misma.

Allí están los miembros de una familia que poco tiene que ver con mis raíces, en un jardín, luego un andurrial, ya muertos los muertos. Habrán visto –supongo- las fotografías de anteriores artículos.


También se presentan los jóvenes de ayer. Ellos tampoco están. Apenas estamos los que ya no somos jóvenes y pretendemos contar la historia de otros pensando en la propia. Toda una parábola. Y si no lo es me importa un pito. En algún momento esto significó algo en mi vida. Hoy solo son recuerdos refritados en este minúsculo espacio. Adolescencias tardías diría mi abuela Francisca, a quien le debo mi satisfactorio nombre y nunca pude conocer.


Sin embargo es posible que alguien encuentre aquí una grata referencia. Con uno basta, todo habrá tenido sentido. Soy conformista.

10/3/10

Amnesia

En Tierra del Fuego hay, otra vez, un durísimo conflicto entre el Gobierno Provincial y el SUTEF, sindicato que representa a los docentes a nivel provincial. Ergo: no han comenzado las clases.

No pienso emitir juicio público sobre este conflicto porque creo sinceramente que no es el mejor momento, ni este el ámbito adecuado. Me parece que se impone una sana reflexión y, sobre todo, la mesura. Además, como enseñante partícipe del sistema, soy parte involucrada y por lo tanto subjetivo.

Pero no puedo dejar escapar (la capacidad de asombro tiene sus límites) las declaraciones que la actual Diputada Provincial por el ARI Elida Deheza ha formulado sobre este tema, según publica el portal de noticias Sur 54 (VER)

Por favor, presten ustedes atención a la siguiente afirmación: "El docente no puede distinguir la verdad y la mentira". Peligroso, muy peligroso, creo.

Por las dudas aclaro: la señora Diputada Provincial ha hecho carrera política como dirigente sindical del gremio docente. Se supone que conoce a sus ex pares. Esta certeza de perogrullo me lleva a un par de posibles líneas argumentales, a saber:

a) Los docentes de Tierra del Fuego somos unos descerebrados, al punto de no poder discernir entre verdades y mentiras. De ningún modo la sociedad "responsable" puede dejar en manos de semejante prole a nuestros niños y jóvenes.

b) La señora Deheza sufrió un repentino ataque de amnesia.

Termino. Cuando niños, a la hora de las disputas y los consiguientes insultos, propios de la niñez, manejábamos una frase insuperable. El que lo dice los es.

La sala Intima (VII)

Mientras caminaba como podía por las maltrechas y barrosas calles de Ushuaia, sorteando charcos y veredas incompletas, intransitables, hasta su circunstancial alojamiento (el Castelar), Rotgen repasó mentalmente imágenes del pasado. Amarillas y gastadas fotografías pobladas de seres que ya no existían, entre ellos su madre, Cristina.
Por alguna razón dudaba. Pero ¿por qué dudar? ¿Acaso Cristina, su relato de los hechos del pasado, eran falska? (1) Alejó semejantes ideas de su mente. Mejor dicho intentó hacerlo. La duda no abandona tan fácilmente a su presa.
Mientras ascendía la breve escalera por la que se accedía al Castelar, a la vera de un amigable pino, percibió el singular aroma del guiso de cordero de Doña María (2). Angenäm (3), pensó. La cena, su momento, apartó por un rato las preguntas, las que abonaban sus reservas. El vino común de mesa también.

-Exquisito, como siempre, Doña María.
-No me agradezca a mí, señor Rotgen. Dele gracias a Dios. El creó a los corderos. Yo solo sigo instrucciones
-Nunca abandona el humor, estimada señora
-Señor, este es un hotel de categoría. Para esto nos vinimos de Santa Cruz… A propósito, Rotgen, ¿Por qué no se viene para acá, después de lo que pasó?


(1) Falsedades, falso.
(2) Stella Fernádez; Huellas en la nieve; Tierra de Humo Ediciones; Tierra del Fuego, 2008.
(3) Exquisito.

Nota: Si por ventura un ciudano sueco lee esto, sepa disculpar mis errores de traducción. Sinceramente no sé un pito de sueco. Ocurre que hay traductores (dudosos) en Internet y me ha gustado el giro que Alberto le ha puesto a esta pretendida "polihistoria". ¡Que siga el juego!

9/3/10

A la vera del Guadalquivir

Ana, para todos “La Turca”, es una mujer valiosa. Ella se dedica –entre otras tantas cosas- a la difusión sana e irreprochable de la maravillosa cultura islámica. Y no solo esto, sino a propiciar y profundizar el encuentro multicultural. Es una buena amiga sobre toda las cosas y debo decir, de paso, que sus empanadas árabes son exquisitas.

Ella no es turca. Los turcos son otro pueblo. Hablo de árabes, sirios, libaneses... Otra gente, otros pueblos. En la Argentina los hijos de aquellas tierras son “Turcos”, los españoles “Gallegos”, los italianos “Tanos”, los franceses “Franchutes”, los bolivianos “Bolitas”… Y nosotros, en el mundo, somos lo que cada ciudadano de cada lugar desea que seamos, para bien o para mal. Pongamos, por caso “Sudacas” o “Argies”. Que de confusiones étnicas, cariñosas o de las otras, la tierra está llena.

Por más que me resistiera, un día Ana me llenó de libros, folletos, vídeos y demás publicaciones relacionadas con distintas manifestaciones del excelso arte producido por pueblos islámicos, muy particularmente aquellos que no podemos dejar de conocer y admirar, empezando por los “moros”, muchachos que habitan el norte Africa, frente a la costa sur de Europa, Mediterráneo mediante. Los mismos que generaron durante ocho siglos un espacio notable en lo que es hoy el sur de España. No tuve más remedio que leer y recorrer el valioso material que mi amiga me entregaba, cual tesoro. Y no es que no conociera de lo que estábamos hablando, ese no es el asunto. Esto era distinto y más importante. Mi amiga depositaba en mis manos información para ella significativa, sentida y amada. A los amigos se los honra, así que allá vamos.


A la vera del río Guadalquivir está Córdoba, ciudad nacida vaya a saber cuándo, aunque se registra que un pretor romano, Marco Claudio Marcelo, instaló por esos lares una colonia patricia hacia el 169 a.C. que llegó a alcanzar en tiempos del Imperio la dignidad de ser capital de la Bética. La misma ciudad en la que, tras unos aproximadamente trescientos o cuatrocientos años de idas y venidas propias del fin del Gran Imperio y los hechos posteriores a tal circunstancia (un “merequetengue” que no es difícil de explicar pero que en este momento resultaría algo largo y seguramente poco atractivo), se instalaron hacia los años setecientos (d.C.) los moros, provenientes del otro lado del charco, el azul Mediterráneo de Serrat. O el de los Cartagineses, antes los fenicios y los griegos… El mar de todos, el que comienza donde Hércules estableció sus columnas y culmina nada menos que en la soñada Bizancio, hoy tierra -esta vez sí- de los amigos turcos.

Por lo general en medio de la confusión generalizada (por lo del "merequetengue", claro está) gana el más inteligente y mejor formado (e informado, agrego). Los hombres del Islam tenían unas cuantas cosas bien claras y es así que no les costó demasiado establecerse en tierras visigodas. Era previsible, diría un “analista” de la época, que se afincaran a la vera del Guadalquivir, buen lugar según cuentan.

Córdoba, como buena parte de la Península Ibérica, quedó integrada en el mundo islámico como Al Andalus, emirato dependiente de Damasco. Eso pasó allá por el 716. Muy poco faltó, apenas cuarenta años, para que en 756 Abd al-Rahman I “el inmigrado” (que reinó de 756 a 788) proclamara la independencia del Islam Occidental. Parece ser que fue un singular y enérgico líder que hizo de la España musulmana un estado fuerte y organizado. No sé si esto habrá sido así, lo cierto es que tuvieron que pasar ocho siglos para que los pueblos cristianos recuperaran estos espacios. Además, comentario al margen, el "inmigrado" no era nada tonto. ¿Por qué rendir pleitesía a Damasco si sus dominos eran más amplios y prometedores? ¿Por qué seguir a una dinastía que no era la suya?

No hace falta explayarse para explicar que en menos de lo que canta un gallo se impuso la necesidad de una gran Mezquita (lugar donde postrarse) – Aljama (reunión o asamblea) que nada tuviese que envidiar a las más importantes, allende el charco. Así, en un promontorio pequeño, elegido por la mayoría de las culturas que por allí se anduvieron para rendir culto a lo supremo, esto es donde hubo más de un templo religioso, empiezan en 785 las obras de lo que terminó siendo uno de los edificios del pasado más interesantes y significativos de la historia: la Mezquita-Catedral de Córdoba.

En los primeros años de la instalación de la cultura musulmana en la Península Ibérica los árabes aprovecharon, como han hecho muchas veces diversas culturas en diferentes contextos históricos, los monumentos visigodos existentes en el lugar, no sólo para las cuestiones relacionadas con la administración o lo militar, sino que también los emplearon para el culto; en algunos lugares la basílica (y ya catedral, por lo de la “cátedra”) cristiana fue transformada lisa y llanamente en mezquita, en otros se reservó una mitad para los cristianos. Y esto es lo que había ocurrido inicialmente en Córdoba, ciudad ya importante antes de la irrupción de los seguidores de Mahoma, pero al establecerse allí el califato omeya, que no disimulaba su competencia con el califato abasí de Bagdad, los califas se empecinaron en que la mezquita de su capital no sólo no desmereciera de las más famosas de Oriente, sino que continuara la tradición que había iniciado la mezquita de Damasco, capital que tuvieron que abandonar en 750, cuando tomaron el poder en ella sus enemigos los abasíes. He aquí la razón central de la iniciativa tomada por Abd al-Rahman y quienes lo sucedieron en el trono.

Efectivamente, cuando Córdoba visigoda capituló ante el empuje musulmán se reservó a los cristianos una parte de la catedral dedicada a San Vicente que, huelga decirlo, se encontraba en el citado promontorio, cercano al río. De todos modos, aquella servidumbre no fue compatible con los proyectos de Abd al-Rahman I, por lo que finalmente se indemnizó a los cristianos para que cedieran completamente sus derechos a los musulmanes. Me gustaría conocer el carácter de la mentada indemnización. Aquellos no eran tiempos demasiado transaccionales que digamos. Habría que investigar un poco más, supongo.

No se sabe cuánto se ha conservado de los muros y columnas de la antigua basílica de San Vicente, pero sí que hay muchos materiales (en especial columnas) que venían de tiempos romanos que fueron reutilizados. También es archiconocido el concepto o solución estructural adoptada (doble hilera de arcos, a veces triple), basado –otra vez, vaya qué casualidad- en soluciones aplicadas por los extraordinarios constructores romanos, para mí los mejores de la historia. Creo interesante señalar también que el arco de herradura, tan característico de los monumentos árabes de las tierras mediterráneas, lo encontraron los musulmanes en los edificios de la época visigoda que se conservaban intactos. Si bien en los primeros monumentos árabes de Egipto se destaca el arco peraltado y hasta hay algunos ejemplos de arco de herradura, éste es apuntado, mientras que en España, donde los árabes lo emplearon con preferencia, el arco de herradura es circular. Por otra parte, al observar ciertos edificios (cristianos) románicos, tanto de España como de Francia, no extraña encontrarse con arcos cuasi islámicos. En otras palabras que, para variar, unos influencian a otros de modo tal que la historia se convierte en un flujo, un río que lleva sus aguas al océano de la humanidad.

En su plan primitivo, la mezquita de Córdoba tenía once naves, de las cuales la central, dispuesta hacia el mihrab, era más ancha, como era el caso de la mezquita de Kairuán. Otros Abd al-Rahman (II y III, además de sus respectivos hijos y demás sucesores), acometieron con diferentes obras ampliando primero a lo largo (es decir hacia el río Guadalquivir) y luego a lo ancho (cuando se toparon con el río) tan soberbio e impactante edificio. Agrego: este último crecimiento, a lo ancho decíamos, quebró el equilibrio de la simetría presentada por la planta original de once naves, la central y cinco a cada lado. Toda una curiosidad y muestra de pragmatismo por parte de los responsables de las obras. Si hay que ampliar pues ampliamos.

Y digo además Mezquita-Catedral porque esta gran mezquita acabó siendo definitivamente una catedral cristiana, con crucero y todo, gracias a la iniciativa del obispo Don Alonso Manrique, en el contexto del renacimiento expresado en España. En otras palabras, un ir y venir de poderes, en nombre de Dios, como si a Él estos detalles le importaran. Veamos este vídeo educativo y sencillo, con perdón de los que saben.

Y hay más para ver, por suerte. Ustedes saben que You Tube es inagotable. Podemos disfrutar un poco más de este lugar que no conozco personalmente aunque -debo admitirlo- deseo poder recorrer alguna vez, como a tantos otros. Disfrutemos las imágenes.

Me queda –ahora- una reflexión. Uno puede, como aquí lo hago, sentarse un rato a escribir naderías sobre lo que se le ocurra y, encima, tener el valor (o irresponsabilidad) de publicarlas. Lo he dicho cientos de veces, en definitiva esto no es más que un juego. Pero no lo es pretender enseñar estas cosas, contarlas a jóvenes en el contexto de una clase. ¿Cómo contar y explicar lo nunca visto, lo que no se ha vivido? ¿Con qué legitimidad puede uno describir un edificio que jamás se ha pisado? ¿Cómo relatar los aspectos sensoriales de la arquitectura de la Alhambra, el fluir del agua, el aroma de sus jardines, si nunca has estado allí? ¿De qué modo expresar la magnitud de la Mezquita-Catedral de Córdoba?

No faltará quien diga “pero ¿qué pregunta es esta, acaso no tienes a Internet?” Respuesta: hace quince años, sólo quince, las cosas eran diferentes, ni les cuento antes. Responderán entonces “bien, para algo estuvieron siempre los libros”. No creo que esta sea una explicación demasiado satisfactoria. No en este caso.

Sin embargo hace unos cuantos años que pretendo ser un enseñante de estas cuestiones, además de otras algo más cercanas a la esencia de la Arquitectura, y más sencillas para mí, por caso los mágicos caminos por donde nos llevan los procesos de diseño. Y dije que pretendo ser un enseñante y no que haya enseñado, que no es lo mismo. Supongo que soy un caradura.

También podría ser que en estas clases uno hable de sus sueños. Si así fuere, no hay mentira.

7/3/10

¿Cuándo aprenderemos los argentinos?

Ellos, los yoruguas, están ahí, al lado, charco mediante. ¿Es tan complicado aprender y recoger enseñanzas más que obvias de la singular demostración de civilidad que nuestros hermanos, hijos de Artigas, nos señalan?

Me parece que va siendo hora de echarnos un baño de humildad. Mi respeto al Pueblo Uruguayo. Mi respeto a sus clase dirigente, por más problemas que tengan. El asunto no pasa por los problemas, se trata de una concepción filosófica ante la vida. Una Etica. Etica democrática y republicana. Sensatez política, además.

6/3/10

Dos (una historia por entregas) 1.7

El deterioro producido en el frente por el cambio de nivel de la calle Maipú era evidente. Pero no solo nos enfrentábamos a este problema. La casa no había sido siempre una casa. Unos cuantos años después del fallecimiento de Fortunato Beban Jakovicin, (1880-1958) y habiendo crecido la familia, el edificio es arrendado para que se instalara allí una clínica médica, embrión de lo que luego se convirtiera en el Sanatorio San Jorge, hoy un complejo de medicina privada de importancia en la región. Esto ocurrió hacia la década del ’70. Esta circunstancia generó la primera intervención de magnitud por la cual se produjeron importantes modificaciones a los fines de adaptar los espacios al nuevo destino dado al edificio. Convengamos que no es lo mismo una casona que una clínica. Por ejemplo, aquí ya no hay balcón, sino un “moderno” ventanal.

Entre 1976 y 1978, aproximadamente, la clínica se consolidó como Sanatorio San Jorge y ya contó con su primer edifico propio, que aún subsiste, en otro sector de la ciudad. Es entonces que produce una nueva intervención en el edificio que pasa a convertirse en un hotel: El Hotel Las Goletas. (Dos versión 1.1)

Para nosotros, para muchos, este edificio no era “la Casa Beban” sino El Hotel Las Goletas. Así lo conocimos y ni sospechábamos lo pasado en décadas anteriores.

Cuando me refiero a intervenciones, no hago más que hablar de remodelaciones, ampliaciones, cambios, etc. Obsérvese la fachada antes de comenzar con nuestra experiencia, allá por el ’92, y compáresela con la fachada original. Los cambios habían sido muchos.

Y no sólo la fachada tuvo sus modificaciones y “modernizaciones”. Si volvemos a observar la planta del edificio original, para lo cual repito la publicación de esquema de planta baja al que arribamos después de nuestra investigación y comparamos esta planta con la fotografía que sigue a continuación, tomada desde atrás del edificio, podemos identificar bastante bien las “ampliaciones” o agregados que se había realizado. Vemos en la fotografía la parte de la cubierta (techo) original, distinguible por su color rojo (ya apagado por los años) y el resto que claramente se diferencia. Veamos, por favor.


Pero esto no es todo. Llegó el momento en el que se necesitaron nuevas habitaciones, más habitaciones, ante la creciente demanda de alojamiento. La solución no fue otra que aprovechar el espacio del amplio ático o entretecho. Se realizaron divisiones, se instalaron algunos sanitarios en forma precaria y se llegaron a abrir algunas ventanas en el techo a los efectos de aportar cierta iluminación y ventilación. Pero hubo un pequeño detalle que no fue tomado muy en cuenta: en realidad la estructura de este entretecho no estaba demasiado preparada para soportar este nuevo uso. Apenas si se concibió como lo que originalmente era: un techo y, bajo él, los cielorrasos. El efecto fue demoledor. Veamos, si no.


Termino con una anécdota que hoy me resulta graciosa, a la distancia y con los ánimos más aplacados, aunque en su momento no tuvo ninguna gracia.

Han visto ustedes el conjunto de la totalidad del edificio que había sido vendido y, luego, plan mediante, donado al Municipio. Bien, cuando finalmente tuvimos acceso al inmueble para proceder a su desarme, nos encontramos con que faltaba parte del mismo, en particular el sector posterior. No poca fue nuestra sorpresa. Recuerdo que inmediatamente consultamos a Alberto Beban (fue Director de Ceremonial de la Provincia), quien actuaba como interlocutor o representante de la familia. Su respuesta nos dejó pasmados: “están equivocados, chicos, nosotros sólo donamos la parte de adelante”.

Mi entonces amigo, y a esas alturas compañero de aventuras en este poco común emprendimiento, el Bocha Martínez –tan fueguino como Alberto e intermediario en lo que fue la venta del inmueble al Sr. Carletti- le respondió: “no jodás Albertito, alguien se llevó la galería, ¿de qué estás hablando?” La respuesta de Alberto no nos dejó helados sino más bien calentitos. “Pienso aprovechar los materiales en otra parte”. Uno, en medio de tal discusión, no sabía qué hacer o decir. Sin embargo disparé, fiel a mis diplomáticas actitudes:“si te llevás la carpintería que daba a la galería de atrás te denuncio”. Por suerte la carpintería original sigue ahora en su lugar.


Mientras este amable diálogo se desarrollaba, unos operarios contratados por Alberto y vaya uno a saber quienes más, se dedicaban a arrancar, literalmente arrancar, instalaciones eléctricas, caños de gas y agua, lavabos, inodoros y canillas vetustas. Basura, pura basura, que además nada tenía que ver con la vieja casa. Supongo que el límite del operativo Bubulina (1) fue la carpintería que daba a la galería. En algún punto debía detenerse el recupero de quienes no creyeron que íbamos en serio.

Decía que la mayor parte de lo que los operarios de Alberto & Co. arrancaban no era importante. Sin embargo habían desaparecido algunos elementos que sí lo eran. Por ejemplo la salamandra y las arañas de la sala principal. Ya llegaría el momento de negociar para recuperar algunas. El resto era –insisto- descartable y poco tenía que ver con el objetivo de reconstruir lo que fue una notable casa de un ignoto villorio llamado Ushuaia, luego una clínica; más luego un hotel y por último otra vez vivienda, aunque ya sin el esplendor del pasado. Por allí había pasado mucha gente. Nada menos.

Es que el tema central no era la familia Beban (con el respeto que me merece, debo aclararlo), sino algo diferente. Estaba en juego la memoria colectiva o, en todo caso una memoria que intuíamos necesaria construir. O se plantaba un mojón significativo del pasado, por pequeño que resultare, o inexorablemente la demolición modernizadora avanzaría sin descanso, hasta que todo se terminara de perder. Son apuestas. En ellas se gana y se pierde.


(1) Para los memoriosos, me refiero a una de las escenas más patéticas de la película Zorba el Griego. Nunca me la he podido sacar de la cabeza.

Luego, y perdonen la insistencia. ¿Alguna vez los señores que a lo largo de los años han transitado la Dirección Provincial de Energía (que no es provincial, dicho sea de paso, ya que en Río Grande sigue vigente una cooperativa que viene desde antaño) asumirán el desastre visual en el que nos han metido, a puro cable, postes de hormigón, transformadores a la vista, y cuanta porquería se les ha ocurrido, como si esto no fuese una ciudad sino una chacra habitada por pordioseros y porcinos?

La Sala Intima (VI)

¿Quién se llevó a Carlota?
Y tan gustosa que se pasaba las tardes mirando por la ventana lateral de la casa, que la dejaba ver el parque y mas allá la bahía. La que prolongaba el día hasta casi la media noche en aquel confín del mundo. La que me mostró el cuerpo frágil y prisionero, recostado con la cabeza hacia atrás y los ojos entornados como mirando la luz.
Rotgen llegó desde Gallegos para la autopsia. Rotgen, el sueco sabía que antes de llegar a Tierra del Fuego la casa había estado armada frente al fiordo. Allí construida, se había enfrentado por primera vez al fuego. En la pequeña habitación que antes miraba al embarcadero, el brasero volcado se había llevado el piso, la puerta, cortinas y algunas paredes interiores. Maltrecha pero restaurada, la hicieron pasar por nueva y la mandaron a América del Sur.
La pobre Carlota se asfixió cuando se apagó el brasero, pero esta vez la casa no se quemó, esa pequeña sala había aprendido a defenderse, la habitación guardó íntimamente el secreto.
¿Por qué no nos avisaron que la casa vino desarmada pero no vacía y que el brasero ya había traído problemas en Suecia?

© Alberto Lucchesi
http://atlasmethonis.blogspot.com

Nota: El aporte de Alberto produce un inesperado entrevero, deliberado o casual, no lo sabemos. Sigue la saga de la Sala Intima, pero incorpora un relato de ficción a Dos (una historia por entregas), que intenta contar una experiencia personal, la deconstrucción y reconstrucción de un edificio en la ciudad de Ushuaia, ya centenario. ¿Cuál es la realidad y cuál la ficción? Interesante ¿no les parece?
Gracias Alberto. Ojalá que esta historia siga creciendo.

3/3/10

aistesis

No es una cuestión sencilla este asunto de la Estética. Hace a la esencia del ser humano. No pretendo interpretar aquí (no estoy capacitado para ello) a Baumgarten y Kant. Quizás Platón, Aristóteles o Agustín. O -más cercanos- Vattimo, Danto o Umberto Ecco... Y siguen los nombres. Allí están sus obras para ser disfrutadas, si es que el tema interesa.

Mi intención es otra, algo más humilde. Quiero mostrar aquí este documental realizado por el cubano Enrique Colina en el año 1984. Esta obra ha sido premiada y reconocida en varios sitios, según informa quien lo "colgó" en You Tube. Me encantó y espero lo disfruten.

1/3/10

Dos (una historia por entregas) 1.6

Contamos al principio los orígenes de la casa. También que, desde su mismísima inauguración en 1913, su sala principal y otros sectores (por caso la galería), albergaron concurridas reuniones sociales, no solo familiares. No fueron pocas las veces en que se solicitó poder realizar allí festejos y celebraciones diversas, comenzando por bodas y bautismos. Esa sala podría contar muchas historias. Algunas pudieron ser recuperadas, otras se han perdido para siempre. Y esto no es nada, también tenemos las que nunca ocurrieron y más de un osado se anima a publicar en donde sea como si nada.

Contaba Zulema que, cuando las bodas, los novios solían trasladarse caminando desde la iglesia salesiana apostada a menos de cien metros más allá, en la otra cuadra, hasta la casa de los Beban, donde se realizaría la recepción correspondiente. No dejan de ser jugosas algunas anécdotas referidas a este traslado, sobre todo si consideramos que no había veredas aptas y las calles eran de tierra. Si a tal circunstancia sumamos el habitualmente lluvioso (ni hablar de las nevadas) de esta zona, no necesitamos imaginar demasiado los percances sufridos por más de una estoica novia, con su habitualmente blanco vestido de bodas. Ni les cuento el consorte que, en más de una oportunidad, no tuvo más remedio de alzar en andas a su flamante esposa ante el implacable barrial de la calle.

Pero no sólo bodas, onomásticos y demás reuniones familiares supieron celebrarse en esta casa. También fechas patrias. Se ve que por ciertos años las diversiones no sobraban y era válida cualquier excusa para que “la juventud” lograra reuniones satisfactorias que, como todos sabemos, suelen –solían- hacerse para que unos y otras interactuaran mejor. Miren sino la imagen que sigue.

La mayoría de quienes aparecen en estas fotografías ya no está con nosotros, aunque quedan algunos por aquí y allá para dar su testimonio. Muchos de ellos nos ayudaron y gracias a ellos pudimos avanzar. Otros fueron indiferentes, posiblemente desconfiados. No creían que, ciertamente, queríamos reconstruir lo mejor posible un pasado no demasiado lejano, aunque pasado al fin, parte de la historia de este lugar. Es que estábamos hablando de sus padres, eventualmente algún abuelo.

Hablábamos también de su propia niñez y juventud. No hacía tanto tiempo ¿qué eran cuarenta, cincuenta o sesenta años? Recuerden que aquí contamos una experiencia que nació en 1992, sólo dieciocho años después de haberla transitado. Sin embargo no son pocas las cosas que han cambiado, empezando por la revalorización de ese pasado.